Son 715.484 los chicos de 5 a 15 años que trabajan en Argentina
Chicos que hacen malabares en los semáforos, piden dinero en la calle o que ayudan a sus padres en las diferentes cosechas son las modalidades más conocidas y combatidas de trabajo infantil en el país. Hoy, después de 13 años sin cifras oficiales, los nuevos datos aportados por el Gobierno visibilizan una modalidad mucho más difícil de detectar: el trabajo doméstico intensivo.
Limpiar la casa, cocinar y cuidar a los hermanos más chicos o a algún adulto mayor son algunas de las tareas más comunes. La vulneración de derechos se da cuando los menores son los únicos responsables de llevar adelante estas acciones, cuando eso los obliga a dejar o descuidar la escuela, los expone a peligros y les quita tiempo de juego.
Según las nuevas cifras de la Encuesta de Actividades de Niñas, Niños y Adolescentes (Eanna) 2017 -elaboradas por el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social junto con la OIT, Unicef y otros organismos-, que LA NACION presenta en exclusiva, se sabe que son 715.484 los chicos de 5 a 15 años que realizan trabajo infantil en la Argentina (el 9,4% del total). Estas cifras se darán a conocer recién mañana, en la IV Conferencia Mundial sobre la Erradicación Sostenida del Trabajo Infantil, con sede en Buenos Aires.
Desde el Gobierno señalan que las conclusiones de la medición eran las esperadas y que sirven para construir el diagnóstico necesario para la formulación de políticas públicas.
“Los niños tienen que estar jugando o estudiando, nunca trabajando. Los datos de la Eanna nos dan un panorama claro para fortalecer los programas y el plan nacional, que van en ese sentido”, sostiene Jorge Triaca, ministro de Trabajo.
Las cifras de la Eanna 2004 que señalaban que 496.318 niños trabajaban, no son comparables con las actuales por diferentes motivos: la primera tuvo un alcance territorial mucho más acotado e incluía a chicos de hasta 13 años. La de 2017 fue mucho más abarcativa y se extendió hasta los 15 años (los adolescentes son más propensos a realizar tareas).
“Si bien no tenemos los números definitivos, podemos decir que el trabajo infantil se redujo casi a la mitad. Las motivos pueden ser que ha habido una continuidad en las políticas y la legislación para luchar contra el trabajo infantil y, otra cuestión a considerar, es si la AUH tuvo alguna influencia en evitar que los chicos abandonen la escuela y empiecen a trabajar”, dice José Anchorena, subsecretario de Estadísticas, Estudios y Políticas Laborales del Ministerio de Trabajo.
Pero el resultado más llamativo es el que señala que la mayoría de los menores hace tareas domésticas intensivas (4,3%), por sobre tareas económicas (3,7%) o de autoconsumo (2,8%). En 2004, la modalidad de trabajo económico (6,5%) superaba el doméstico intenso (6,1%).
“Debemos prestar especial atención a combatir el trabajo doméstico intensivo. Sus causas son múltiples, y van desde trabajo informal de sus padres, déficit de centros de cuidado -en especial en el ámbito rural- así como factores culturales sobre la distribución del trabajo en el cuidado de los hermanos, y en las tareas domésticas que recaen principalmente en las niñas”, sostiene Gustavo Ponce, punto focal en OIT Argentina para la erradicación del trabajo infantil y trabajo forzoso.
Puertas adentro
“Me sorprendió que la modalidad de trabajo doméstico sea mayor que la de mercado. Justamente por ser un fenómeno que ocurre puertas adentro, y que en general no se percibe como tal, no siempre lo podemos visualizar. Sabemos que los espacios de cuidado como los programas Buenas Cosecha en San Juan y Mendoza a los que asisten 1900 chicos y los Jardines de Cosecha en Salta y Misiones a los que van 660, apuntan específicamente a resolver esta problemática”, explica Fausto Espiga, presidente de la Comisión Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (Conaeti).
Un perfil que se desprende de los datos es que son las mujeres y las adolescentes las más afectadas por el trabajo infantil doméstico. Cerca del 13% cuidan a niños o personas mayores y el 10% hacen pan u otras comidas para vender, siendo mucho menor el porcentaje en los varones.
En esta línea, Sebastián Waisgras, especialista en Monitoreo e Inclusión Social de Unicef, sostiene que “en la Argentina tenemos un desafío pendiente, que es el cuidado. Si bien tenemos un plan de primera infancia que se propone aumentar la cobertura de los centros de cuidado y de educación, incluyendo los Jardines de Cosecha, todavía la oferta es reducida. Esto genera que las hermanas se queden al cuidado de sus hermanitos menores o que los chicos acompañen a sus papás al trabajo”.
En cuanto a las regiones, las nuevas cifras reflejan que si bien la pampeana lidera el ranking de la mayor cantidad de casos de trabajo infantil, con 195.406, seguida por la del Gran Buenos Aires, con 188.612, el NOA es la región con más incidencia de trabajo infantil (13,2%), seguida por el NEA (11,9%). Esto quiere decir que los chicos que viven en estas dos últimas regiones tienen más probabilidades de caer en este flagelo.
“Todo el mundo piensa que lo rural es predominante y en términos de incidencia eso es así, pero en términos absolutos la mayor parte del trabajo infantil sigue estando en zonas urbanas, porque es en donde más vive la población”, aclara Anchorena.
El ABeCé del trabajo infantil
Definición
El trabajo infantil es toda actividad económica o estrategia de supervivencia, remunerada o no, realizada por niños y niñas menores de 16 años
Legislación
En la Argentina, el marco normativo está dado por la Convención sobre los Derechos del Niño; los Convenios con la OIT y la Ley N°26.390 de Prohibición del Trabajo Infantil y Protección del Trabajo Adolescente
Trabajo adolescente
En los adolescentes de 16 y 17 años el trabajo está legalmente permitido, siempre y cuando no se trate de trabajo infantil peligroso (actividades prohibidas, de carácter penoso, peligroso o insalubre)
Características
Se refiere a actividades mental, física, social o moralmente peligrosas y dañinas para los niños. Interfiere con la escolaridad o los fuerzan a abandonar la escuela
Exige a los menores a asistir a la escuela y al mismo tiempo realizar tareas pesadas o de larga duración
Priva a los niños de su tiempo de juego y recreación
En los peores casos, el trabajo infantil puede esclavizar a los niños, separarlos de sus familias y exponerlos a peligros y enfermedades graves
Ayuda en la casa
No todas las tareas que los chicos hacen pueden clasificarse como trabajo infantil. Cuando participan en actividades estimulantes, tareas voluntarias u ocupaciones que no afectan su salud ni su desarrollo personal, ni interfieren con su educación, ello puede generalmente considerarse positivo. Por ejemplo, ayudar a los padres en el hogar
Categorías
Actividad económica para el mercado: genera bienes y servicios que tienen valor económico en el mercado (taller textil o en la construcción)
Actividad para el autoconsumo: producción de bienes primarios para el consumo del hogar (ayuda en la construcción o arreglos en el propio hogar, cuidado de la huerta o de animales)
Actividad doméstica intensa: tareas de limpieza, cocina o arreglos de la casa, así también como el cuidado de hermanos o alguna persona que vive en el hogar. La intensidad de estas tareas se establece de acuerdo con la dedicación horaria