(Video) El fuego dejó en cenizas a la panadería mas emblemática del país
El fuego fue imparable y no dejó nada en su camino. Las instalaciones de la histórica panadería “La Unión” quedaron arrasadas. Esa historia que comenzó en 1985 y que con tanto trabajo y sacrificio pudieron salir adelante y convertirse en un punto de encuentro de los fueguinos que visitaban Tolhuin.
“Cuando llegué a Ushuaia el 21 de septiembre de 1984, tenía la dirección de un amigo, (Don Bosco al 300), cerca de allí había una panadería chiquita llamada Maxi y le pedí si me podían guardar el equipaje mientras buscaba la dirección. De echo la encontré ahí nomás.
Cuando fui a retirar las valijas me puse a conversar con el dueño que se llamaba Carlos Gómez y me hice amigo de él. Como al otro día yo ya había conseguido trabajo en la empresa de construcción “Blanco”, los fines de semana me iba a trabajar a la panadería. En esa panadería fue donde aprendí a elaborar algunas cosas.
Como a los cuatro meses los hermanos Obligado que vivían en Ushuaia me invitan a conocer Río Grande en un Peugeot 504 (el primero que llegó a la isla).
En el camino pasamos por aquí, por Tolhuin, donde habitaban menos de 200 personas. Pero realmente para aquellos que nos gusta la naturaleza, esto era impactante, una maravilla.
En ese instante sentí que este era el lugar en mi vida y en el mundo. Y me pregunte… ¿qué es lo que hace falta aquí? Una panadería me dije. De echo abrir una panadería no se justificaba por el bajo número de personas que habitaban el lugar, pero bueno, ya estaba decidido. Y así empecé a amasar, casi sin nada. Solo con dos bolsas de harina prestadas. Y la ayuda de mi esposa Cora. A los 2 años de abrir llegó mi padre de España, Antonio Saez. El si era panadero. Ese fue el gran apoyo que recibí.
Así estuve 4 años donde no nos quebrábamos porque no tenías con qué, y comíamos en una casilla de un amigo donde se guardaban todas las mercaderías (fideos, arroz, etc.).
Esos tiempos fueron muy duros, pero divertidos.
Hasta que un día nos empezó a comprar pan la Hostería Kaiken ubicada en la cabecera del Lago Fagnano. Eso nos ayudo mucho. De ahí en adelante fue un progresar continuo a cámara lenta. Y a medida que el pueblo fue creciendo y asfaltaron la ruta, “La Unión” fue consolidándose.
De ahí pasamos en muy poco tiempo a recibir un fin de semana alrededor de 5 mil personas.
Eso nos tuvo locos porque era un desafío tremendo afrontar esa cantidad de demanda.
Esos fueron años de gloria, fue de pasar de un triste panadero (por así decirlo) a un empresario por las determinaciones que se tomaban. Pero pudimos salir adelante”.
Palabras de Emilio Saez