El emotivo relato de Eduardo Ansó, un sobreviviente del ‘Barquito amarillo’ de la costanera
Uno de los protagonistas del ‘Barquito amarillo’ de la costanera riograndense, ubicado entre los carritos de comida y frente a la Casa de la Cultura, Eduardo Ansó, habló con AIRE LIBRE para relatar la trágica historia de esta lancha. En 1978, Eduardo y seis hombres más se embarcaron para reparar una cañería de YPF en la bahía San Sebastián pero la lancha se incendió y tres personas perdieron la vida.
El ‘barquito amarillo’, que se encuentra en la entrada a la Costanera frente a la Casa de la Cultura, oculta una trágica historia, que se cerró para uno de sus protagonistas con la visita a Río Grande: Eduardo Ansó hoy tiene 77 años y trabajaba como buzo para una empresa contratada por YPF y en la reparación de un caño hubo un error que terminó con tres personas fallecidas.
“Hubo un error, 43 años después no puedo dilucidar lo que pasó. Había que inyectar aire y salió el gas. Estábamos envueltos en el mar y cuando se terminó el trabajo -que duraba media hora el buzo para no hacer descompresión y por la subida de la marea- cuando arrancó la lancha el motor se volvió motor a gas, que en ese momento era gasolero, y en vez de hacer de combustible el gasoil, la nafta fue el combustible y largó una llamarada, quedamos como una hornalla de una cocina”, relató.
Y agregó: “Cuatro de nosotros quedamos juntos y tres intentaron subir a las boyas, y fallecieron por hipotermia. Yo estaba enfocado en salvar la vida de un compañero que se le salió el hombro, miré para la costa y había unos 3 mil metros. Si no nos venían a buscar del barco más grande nos íbamos nadando. Teníamos el traje de neoprene y patas de rana”.
Adentrados en las frías aguas del mar, Eduardo recordó que “en ese momento que estás intentando salvar tu vida no sentís el frío”, dijo Eduardo, quien estaba a punto de cumplir 34 años al momento del accidente.
Sobre la embarcación, dijo que “era una lancha de apoyo, el trabajo era por ejemplo si venían las petroleras era tirar el amarre hasta la boya, ya que no hay muelle. En general son cinco cabos de amarre. La lancha hacía de apoyo”.
¿Cómo se salvaron? “Había un barco de apoyo, llamado El Fueguino creo, que hacía apoyo marino y vinieron con un bote a buscarnos. El barco volvió a Río Grande y fuimos al Hospital donde nos hicieron las primeras curaciones”.
“YPF puso a disposición el avión del directorio y nos llevaron a Buenos Aires. Yo quedé 15 días en atención de quemados”, manifestó.
Sobre los otros sobrevivientes, manifestó que “con dos de ellos que vinimos a Buenos Aires, uno de ellos ha fallecido y al otro hace mucho que no lo veo. Con el de Río Grande no tuve contacto”.
Al poco tiempo también dejó de bucear y su vida tomó otro rumbo, fundamentalmente por un hecho que sucedió el día que tomó el avión que los trajo por trabajo a Rio Grande ese abril de 1978. “En ese momento mi hija (que hoy tiene 46 años) tenía 3 años, cuando yo me voy de mi casa, me viene a acompañar al ascensor con la madre y me dice ‘papá no te vayas, quedáte’. Yo tomo el ascensor, aeroparque, Tierra del Fuego, Bahía San Sebastián: desastre. Eso fue lo que me hizo tener fuerzas para volver a Buenos Aires. Mi hija”, relató.
(🎙) Aire Libre FM 96.3: