Río Grande vivió el carnaval a pura música, color y alegría
Este fin de semana la Zona Sur recibió el carnaval en familia y con amigos, compartiendo juntos la tradicional celebración y expresión artística que se repite a lo largo y a lo ancho del país.
Niños, niñas y adultos compartieron juntos la llegada de las comparsas y las murgas sobre la calle Rafaela Ishton que sirvió de escenario para las familias de bailarines y artistas que llevaron alegría y color, acompañados por un día de sol que permitió que todos pudieran disfrutar del desfile.
Las infancias pudieron disfrutar de una hermosa tarde de sol, jugando con espuma y serpentina de colores, con sus rostros maquillados con diferentes dibujos y brillos que fueron obra de las maquilladoras artísticas que se encontraban en el nodo Municipal.
Julio, vecino de nuestra ciudad, aseguró que “esto a los chicos le trae alegría, está genial que el Municipio haga cosas lindas para que la gente participe”.
Gladys, de la murga “Los Explosivos”, sostuvo que “esto es muy hermoso, es mi primera experiencia. Primero inició mi nieta, después mi hija y ahora yo. Esto es muy familiar y te hace sentir una adrenalina hermosa. En la murga hay mucho compañerismo”.
Ancarjel, pequeño bailarín de la murga “Los Explosivos”, afirmó que “desde los 7 años que estoy bailando en la murga y nos gusta mucho poder ir a bailar a distintos lados en familia”, mientras que Alexis Rueda, director del cuerpo de danza Munay, mencionó que “los carnavales para nosotros es alegría, colores, música, diversión y la posibilidad de mostrar nuestra cultura”.
La pequeña bailarina de la comparsa Munay, Alexia Rueda, señaló que “bailar en el carnaval es divertirnos, bailar con energía y muchas cosas más que a mí me apasionan como es poder bailar con mi papá. Si no ganas el premio no importa porque lo importante es poder bailar y disfrutar”.
Los carnavales son el lugar de expresión, diversión y disfrute para toda la familia que se acerca para compartir más allá de las inclemencias del clima este momento único que es una tradición argentina por excelencia.