Entre lágrimas, camionero denunció una violenta agresión

Alejandro es un chofer de camiones que sufrió una grave agresión, quedando con golpes en diferentes partes del cuerpo y fracturas. Habló con AIRE LIBRE FM y brindó detalles de lo sucedido. Acusó a un delegado de trabajadores, por temas laborales. Dijo que el hecho se registró en el interior del Depósito Fiscal. “Pensé que me mataba”, sostuvo entre lágrimas.

“El autor de esta agresión es Leandro Coronel, vive en la provincia de Azul, él era delegado sindical de la empresa, perdió los fueros, o sea, se quedó sin los fueros el 21 del mes pasado. Esto sucedió en Transportes Graca, el dueño es Gustavo Chumac. Esto pasó el domingo 11, y yo estuve dos días, el domingo y el lunes a la noche, durmiendo arriba del camión, quebrado, tal cual ustedes están viéndome a mí. Estuve dos días ahí, me dejaron en el camión ahí dos días estuve, hasta que el lunes pude ir al médico, primero fui a la Fiscalía Provincial, de ahí me fui al médico, me atendieron, y bueno, me dieron cómo estaba, con la pierna quebrada y todo lo demás, tengo como 3, 4 quebraduras en la pierna, me tienen que poner chapa de titanio, tornillos y clavos, igualmente en la mano también me tienen que poner todas esas cosas, así fue”, comenzó manifestando.

¿Dónde ocurrió todo esto?

“Esto pasó en el Depósito Fiscal de la Aduana. Yo estaba trabajando, sí, fui a enganchar el semirremolque para irme de viaje hacia la Ciudad de Buenos Aires. El altercado comenzó así, yo estaba para enganchar mi semirremolque, y venía caminando la manija del semi, yo la fui a buscar al otro camión de un compañero mío, Joaquín Maidana, me fui con la manija para levantar el semi, iba caminando, y en este momento estaba este buen señor, Leandro Coronel, vive en la Ciudad Azul, venía caminando, él venía andando con su tractor, andando con el camión, y yo iba caminando a la par, a pie, y él venía con su camión, íbamos caminando hablando. Y yo en el momento, me dice, ¿cómo te va? Bien, bien. Le digo, che, vos sabés, Leandro, que voy a cambiar el furgón, voy a andar con un semi abierto.
Digo, pues no puedo terminar, no puedo hacer dos viajes. Digo, y no puedo trabajar. Y acá en la empresa te pagan por viaje, no te pagan a convenio, te pagan lo que quieren, y bueno, nada. O sea, la discusión era laboral ahí, en ese momento. Sí, pero yo estaba hablando con este Leandro Coronel, y le decía que iba a cambiar el semi remolque, para trabajar más, porque ahí depositan todos los camiones de Río Chico, la empresa de acá de Río Grande. Y vengo andando, y me dice, a usted dice, ¿y quién es que mete dos, tres viajes acá? Porque yo le dije, acá hay gente que mete dos y tres viajes. Y me dice, ¿y quiénes son? Yo soy un tipo grande con código, no voy a decir nunca, voy a mandar al frente a nadie. Porque aparte, eso se arregla dentro de la empresa. Y me dice, ah, ustedes son todos, y decime quiénes son, quiénes son. Le digo, mirá, yo no te voy a decir nada de eso, le digo. Y cuando lo vi, que estaba medio raro el hombre, que me gritaba, yo agarré, di la vuelta, levanté el brazo, como diciendo, con una persona sacada no podés hablar, seguí caminando para el lado, se bajó del camión, y se me fue arrimando, y no me di cuenta que me iba a pegar. Y sin nada en el medio, me agarra del cuello y me tira al piso. El tipo pesa como 120, 130, 140 kilos, un tipo muy grande, ¿no? Y se me tiró encima, me ahorcó en el piso, y menos mal, le doy gracias a Dios, como hoy lo dije, vi la luz, pensé que me moría, porque ya estaba sin oxígeno, y me lo pude sacar de encima. Y agarró la barreta me empezó a pegar por todo lado, y me llevó a los saltos con la pierna quebrada, y me decía, no me pegues más, le digo, gordo, marica, aguantate las piñas, las manos, no, me siguió pegando, y gracias a Dios estaba Joaquín Maidana y Nicolás, que es un amigo de él, y vinieron corriendo, y lo querían parar, me amenazó de muerte, vos no sabés con quién te metés, vos estoy hablando con un muerto, vos vas a estar acá, y cuando te vayas de la isla, yo te voy a hacer agarrar con los muchachos, te voy a matar”.

¿Él lo amenazaba?

“Sí, me amenazaba, y los pibes que se le metieron, los amedrentó también, y les dijo, váyanse, porque para ustedes también hay, les voy a dar, qué sé yo, y lo pide, le dice, pará, le ando, pará, y el otro, Nicolás, este chico amigo, este muchacho de la empresa, le dice, pará, no le pegue más, ya le pegaste, le estás pegando de vuelta en la pierna, me pegó tres, cuatro veces más en la pierna, el último golpe me lo tira a la altura de la cabeza y me rompe la mano, no me mató, gracias a Dios, esos chicos, si no están, me matan”.

¿Esta persona usted lo conocía como un tipo violento, como una persona violenta?

“Tengo antecedentes, según gente que estuve recolectando cosas, el tipo, a un tal Solís, en el fiscal de Glocker, le pegó dos, tres barretazos por la espalda y salió corriendo, y después agarró a un compañero de la empresa, Diego Garino, que vive acá en la ciudad de Río Grande, la barrera del camión se bajó a pegarle, le pegó dos, tres veces en la panza con la barreta y yo se lo saqué encima, y hay un montón de testigos que lo vieron, y yo me lo puse adelante, pará, y me lo llevé aparte, le dije, gordo, vos sos un tipo grandote, vos te tenés que pelear con alguien, agarrate las piñas, vas a matar a uno una vez, y me tocó a mí, en suerte, que gracias a Dios no me mató”.

Ahora, todo esto pasó allí en el fiscal, este es un ámbito federal, que uno imagina tiene cámaras también, debe estar todo documentado.

“Eso está, estaba en ese momento a cargo, estaba Arregui, no sé el nombre de Pila, que es un representante de la aduana, o el jefe de la aduana, que me dijo, cuando salimos de ahí, me dice, vos lo conocés, a llamar a la empresa, a Gustavo Chumac, y avisarle que llame acá para arreglar este quilombo, porque esto es algo serio lo que pasó acá adentro, tengo la cámara, tengo los testigos, de todo lo que pasó ahí adentro del recinto.

¿Qué le dijo Chumac? Porque Chumac es su jefe, el dueño de la empresa.

“En ningún momento se comunicó conmigo, yo tengo ahí el whatsapp que le mandé a él, diciéndole, Gustavo, habla Alejandro, quiero hablar con vos, si se puede, de forma urgente, Leandro Coronel, me quebró una pierna. Nunca tuve nada, nada, ni me llamó, ni me mandó un whatsapp, nada, en absoluto. Me dejaron tirado”.


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