El costo emocional de la pandemia reflejado en el ausentismo escolar

El psicólogo y educador rosarino Eduardo Marostica dialogó con -AIRE LIBRE FM- y ha puesto el foco en una problemática que, si bien se venía gestando durante la pandemia, hoy cobra una relevancia ineludible: el creciente ausentismo escolar y el desgano entre los estudiantes. Según Marostica, estas conductas reflejan el profundo impacto emocional que la pandemia de Covid-19 dejó en la juventud.

Un reciente estudio realizado por la ONG Argentinos por la Educación encendió las alarmas en el sistema educativo. La encuesta reveló que aproximadamente el 40% de los estudiantes entrevistados admitió faltar más de 15 días al año. “Este nivel de inasistencia es preocupante no solo por la cantidad de días perdidos, sino porque nos indica que algo no está funcionando bien en la experiencia escolar post-pandemia”, señaló Marostica.

 

El Covid-19 generó un antes y un después en muchos aspectos de la vida cotidiana, y la educación no fue la excepción. “La pandemia no solo nos obligó a un aislamiento físico, sino que también trajo consigo un aislamiento emocional. Los chicos y chicas debieron continuar con sus actividades, como la educativa, pero de manera virtual, lo que rompió con las rutinas tradicionales y dejó secuelas emocionales que aún no hemos dimensionado completamente”, explicó Marostica.

 

La interrupción de las clases presenciales y la transición hacia la educación virtual tuvieron efectos diversos. Si bien permitieron cierta continuidad en el aprendizaje, también generaron un distanciamiento entre los estudiantes y la institución escolar. “Muchos chicos hoy sienten que la escuela ya no les ofrece lo que necesitan. Durante la pandemia, aprendieron a adaptarse a otras formas de aprendizaje, más autónomas, y ahora les cuesta regresar a la rutina tradicional”, agregó.

Marostica subraya que el desgano y la falta de motivación para asistir a clases son señales claras de un malestar más profundo. “Estamos viendo cómo chicos y chicas están dando señales de que el costo emocional de la pandemia es alto. No se trata solo de un problema de adaptación al regreso a la presencialidad, sino de un cambio en la percepción de lo que la escuela representa para ellos”, afirmó.

 

El psicólogo también destacó la importancia de prestar atención a estos indicadores y actuar en consecuencia. “No podemos ignorar estas señales. Es crucial que desde el sistema educativo se tomen medidas para reconectar a los estudiantes con la escuela, adaptando las propuestas pedagógicas a esta nueva realidad y escuchando las necesidades y expectativas de los chicos”, señaló Marostica.

 

La pandemia ha dejado al descubierto algunas limitaciones del sistema educativo tal como lo conocíamos antes. “Nos merecemos una discusión profunda sobre qué tipo de educación queremos después de la experiencia de la pandemia”, opinó Marostica. Según él, no se trata de volver a la ‘receta’ anterior, sino de innovar y adaptar el sistema a las nuevas realidades y demandas de los estudiantes.

 

La encuesta de Argentinos por la Educación también reveló que el ausentismo es particularmente alto en provincias como Buenos Aires y Tierra del Fuego, lo que sugiere que las problemáticas pueden variar según la región y requieren soluciones personalizadas. “El Ministerio de Educación de cada provincia debe asumir un rol activo en esta transformación, entendiendo que la educación no puede seguir siendo la misma después de una experiencia tan disruptiva como la pandemia”, concluyó.

 

**Conclusión**

 

El ausentismo escolar y el desgano entre los estudiantes son solo la punta del iceberg de un problema mucho más profundo. El sistema educativo enfrenta el desafío de adaptarse a una nueva realidad, donde los estudiantes demandan una educación que no solo les imponga contenidos, sino que también les ofrezca un espacio de encuentro y desarrollo emocional.

 

Marostica lo resume así: “La escuela debe ser un lugar donde los chicos sientan que se les escucha, que sus necesidades son atendidas y que su educación es relevante para sus vidas. De lo contrario, seguiremos viendo cómo se alejan, tanto física como emocionalmente, de las aulas.”