Las Viejas Glorias del Boxeo Fueguino celebran 50 años de historia
En un emocionante y nostálgico encuentro en Aire Libre FM, las viejas glorias del boxeo de Río Grande se reunieron para rendir homenaje a Luis “Carpincho” Mansilla, un destacado promotor y entrenador que dejó una huella indeleble en este deporte en la región. Estuvieron presentes Carlos Mansilla, Juan “Rocky” Ravena, Luis “Pailon” Vargas y Walter Mansilla, hijo del homenajeado, quienes compartieron historias, anécdotas y recuerdos de una era dorada del boxeo fueguino. La ocasión fue particularmente especial, ya que, además de las emotivas palabras, los exboxeadores entregaron una plaqueta conmemorativa a Walter Mansilla en honor a su padre, reconociendo su impacto y dedicación al deporte.
Luis Mansilla, apodado “Carpincho”, fue mucho más que un promotor de boxeo en Río Grande. Para quienes compartieron el cuadrilátero con él, fue un mentor, un padre, y el motor que impulsó a muchos jóvenes a dedicarse a este deporte. Carlos Mansilla recordó cómo, año tras año, celebran el Día del Boxeador y cómo este año fue especial por coincidir con el 50º aniversario del grupo de amigos y compañeros que formaron bajo la guía de Carpincho.
Juan Ravena, conocido como “Rocky”, destacó que Mansilla fue el principal artífice de las reuniones que continúan hasta el día de hoy entre los antiguos boxeadores. “El gran hacedor de este grupo fue Carpincho”, comentó Ravena, recordando cómo él fue quien solía proponer juntarse para compartir momentos, realizar asados y mantener viva la amistad a través de los años. “Nos consideraba como sus hijos”, agregó con emoción.
Carpincho Mansilla no solo formó a grandes boxeadores en Río Grande, sino que también contribuyó al desarrollo del boxeo en toda la región. Su trayectoria comenzó desde joven, y en los años 50 se trasladó a Buenos Aires para unirse a la Armada, donde perfeccionó sus habilidades como boxeador en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). Walter Mansilla recordó con cariño cómo su padre se destacó en el deporte desde esos primeros años y cómo sus historias sobre la lucha por una Coca-Cola y un sándwich reflejaban la pasión desinteresada que sentía por el boxeo.
En la charla, no faltaron las anécdotas, muchas de ellas protagonizadas por Mansilla y su círculo cercano de boxeadores. Ravena relató cómo Carpincho viajó hasta Punta Arenas para buscarlo y traerlo a Río Grande, en una época en la que el boxeo era una vía para unir a las personas más allá de las fronteras. “Yo estaba desesperado por irme, pero después de un par de meses, quería volver a Río Grande”, confesó Ravena, reflejando el apego que muchos sienten por la ciudad fueguina.
Otra historia memorable fue la de Roberto “Pampo” Morales, quien peleó con el legendario Oscar “Ringo” Bonavena cuando este último visitó la región. Vargas, conocido como “Pailón”, recordó con humor y admiración el enfrentamiento entre Morales y Bonavena, una verdadera bestia del boxeo, cuyo brazo, según contó, era del tamaño de una pierna. A pesar de las diferencias físicas, las exhibiciones de boxeo con Bonavena fueron un hito en la historia local.
El boxeo ha sido un deporte de gran tradición en Río Grande y ha unido a varias generaciones de peleadores, entrenadores y aficionados. A lo largo de los años, los métodos de entrenamiento han evolucionado, pero en los tiempos de Carpincho y sus colegas, todo se aprendía “mirando al compañero y escuchando al entrenador”. En la actualidad, el deporte cuenta con más técnicas y recursos, pero el espíritu de camaradería y esfuerzo que caracterizó a las viejas glorias del boxeo sigue presente en las nuevas generaciones de boxeadores fueguinos.
Al finalizar el programa, se hizo la entrega simbólica de la plaqueta conmemorativa que reconoce los 50 años de historia del boxeo fueguino y rinde un merecido homenaje a Luis Carpincho Mansilla, cuyo legado seguirá vivo en la memoria de quienes compartieron con él el amor por este deporte.