Gobierno Nacional apuesta a reconvertir sectores productivos. Apunta a los “no competitivos”, como el electrónico y el textil
En silencio, lentamente y con el diálogo como condición, el plan oficial fue puesto en marcha. El Gobierno impulsa una reconversión de sectores “no competitivos” de la economía a través de un proceso gradual y con la mirada en el largo plazo. En el marco del Plan Productivo Nacional (PPN), que presentará la Casa Rosada, se buscará generar más competencia, mayor integración con el mundo, bajar los precios de algunos productos específicos y producir más empleo de calidad.
(Informe diario La Nación).- Fuentes oficiales confirmaron que hay varios sectores en la mira para su transformación, pero sólo mencionaron las industrias electrónica y textil entre las que producen, “con una baja competitividad”, bienes transables (que se exportan o compiten con la importación). No es casualidad. Según cálculos oficiales, celulares, computadoras y ropa nacionales son productos en la actualidad mucho más caros en el país que en el mundo.
Entre los sectores con una competitividad media, el Gobierno ubicó a la golpeada industria automotriz local. “La decisión oficial es darle un fuerte respaldo”, confirmó un ministro.
El plan oficial, que no tiene una fecha específica de nacimiento ni tampoco una marca cronológica que le fije objetivos concretos en un plazo determinado, tiene ocho capítulos, plantea cortes sectoriales, regionales y de economía social, y deberá ser trabajado a nivel interministerial.
El objetivo del Plan Productivo es concreto. “Queremos hacer competitiva la economía”, esgrimió ayer una encumbrada fuente gubernamental. Sin embargo, los lineamientos oficiales aceptarán sólo esa finalidad con ciertas condiciones innegociables: el crecimiento de la economía, la expansión del empleo y un salario real elevado.
Australia es un faro, aunque los funcionarios recalcan que no copiarán a ningún país, aunque sí algunas de sus mejores prácticas. En ese sentido, otra devaluación no sería una solución para competir mejor. Se apuntará, en cambio, a limar los costos empresariales sin que implique bajar sueldos.
Como anticipó el diario Clarín el domingo pasado, la apuesta del Gobierno contempla ocho capítulos con reformas de la llamada “segunda generación”. Los primeros pasos, explicaron en el Ejecutivo, llegaron con el acuerdo con los holdouts, la salida del cepo y la liberalización del comercio exterior, entre otros. “Desarmamos la bomba de tiempo y evitamos una megacrisis”, describió el hombre fuerte del Gobierno.
Los cambios que se proponen para esta segunda etapa son: una baja del costo de capital, reducción del costo logístico y de transporte (a través de obras de infraestructura), mejorar la productividad del trabajo, una reforma impositiva, el impulso de la innovación científica, el empuje de mayor competencia, la desburocratización estatal y una integración al mundo.
“Vamos a impulsar una reconversión gradual y a largo plazo”, contestó un ministro del gabinete económico a LA NACION, cuando se le preguntó cómo encajaba en el plan productivo oficial la industria electrónica y de electrodomésticos de Tierra del Fuego. Sobre la industria textil, en cambio, apuntó que habrá que ver qué actividad específicamente buscará ser transformada. “Dentro de la industria hay hilandería, tintura, diseño y otras actividades. No es todo lo mismo”, explicó. Otro funcionario puso como ejemplo de éxito con elevados salarios la industria textil del norte italiano (donde el valor agregado lo aporta el diseño).
Hace meses que en el Gobierno se discute el futuro de Tierra del Fuego, cuyo régimen especial vence en 2023. Para abaratar costos en el corto plazo de celulares y computadoras, principalmente, el Ministerio de Producción trabaja sobre los márgenes del retail, el financiamiento y los impuestos. Pero lo cierto es que en la isla los salarios de esa industria son un 205% más altos que en el continente, los costos de transporte son 42% mayores (y hay deficiencias en la infraestructura) y los servicios son 100% más caros. En tanto, los insumos nacionales -tras la apuesta kirchnerista de mayor integración en el sector- son 400% más costosos que en China. Este último dato representa el 33% del costo del precio final del producto elaborado en la isla, según explican las mismas empresas. Por otro lado, en Tierra del Fuego trabajan alrededor de 10.800 personas. Para el futuro, el Gobierno piensa en fomentar en la isla las industrias del salmón, el turismo, la petroquímica, forestal y los servicios que pueda prestar un puerto antártico.
La preocupación entre los empresarios que pueblan la provincia que conduce Rosana Bertone era tan importante al comienzo de la gestión que le pidieron al ex subsecretario de Industria y consultor privado Dante Sica un informe exhaustivo de la economía de la isla, que fue presentado hace algunos meses en el Ministerio de Producción.
“Vamos hacia una Argentina más productiva y competitiva, pero mediante un proceso donde nadie se quede afuera y que será consensuado con los distintos actores de cada sector”, dijeron en el Gobierno.
Antes de avanzar sobre los sectores, en la Casa Rosada celebraron algunos hitos del PPN, como la baja del costo de financiamiento (que todavía no llega a las pymes), la ley aprobada para las pequeñas y medianas empresas y la norma que beneficia la integración nacional de autopartes. Sin embargo, para el Gobierno todavía falta mucho trabajo para que la Argentina se vuelva un país competitivo de cara al mundo.