(AUDIO) La felicidad de Lucila al regresar a Ushuaia, después del transplante

Lucila Aguilar se reencontró con sus afectos al regresar a la capital fueguina, luego que en el mes de enero se sometiera a una riesgosa operación de transplante bipulmonar. La joven y sus padres hablaron en AIRE LIBRE FM, contando sus alegrías, temores y las emociones que viven casi a diario. Ella padece de fibrosis quística del páncreas diagnosticada desde los 8 meses de edad, una enfermedad que no tiene cura y que afecta su aparato respiratorio y digestivo.

“Gracias a Dios Lucila tuvo la oportunidad de ser intervenida poco después de ser derivada desde Ushuaia a la Fundación Favaloro. Atravesamos todavía un proceso muy difícil y complicado pero por suerte ella está bien”, dijo Adriana, la mamá de la adolescente que, junto a su esposo, llevan 30 años viviendo en Tierra del Fuego.
La joven nació en la provincia igual que su hermana que ahora cursa una carrera en Córdoba, y estudia en el Colegio Los Andes de la capital fueguina, donde sus compañeros y sus familias la acompañaron a través de mensajes de aliento por teléfono y por las redes sociales.
Agregó que desde su mejoría tras el trasplante, la joven soñaba con volver a Ushuaia para recorrer los lagos, y en particular quiere hacer una caminata hasta Laguna Esmeralda, un espejo de agua situado al pie de un glaciar en las afueras de la ciudad.
Lucila también tiene otros sueños: retomar los estudios secundarios, poder irse de viaje de egresados con sus compañeros a fines del año próximo, y después estudiar una carrera universitaria, que no estará lejos de medicina o enfermería.
Además conoció a un médico de la Fundación Favaloro que padece su misma enfermedad y que, sin embargo, logró recibirse y ejercer sin problemas, así que “no hay quien pueda frenarla para hacer el intento”, reveló la mamá.
Antes de despedirse de Buenos Aires, Lucila publicó un emotivo mensaje en su cuenta de Facebook para sus médicos y enfermeros “quienes me ayudaron a volver a nacer, a incentivarme después de cada caída, de hacerme sonreír aunque estaba medio deprimida, a las que se quedaron algunas horas más solo para cuidarme, a las que soportaron cada capricho y mal humor, esas personas son las que valen oro”.

 



(AUDIO) Aire Libre 963: