Cecilia Incardona, la ex jueza fueguina que tiene a cargo las causas de espionaje de Macri
Las dos principales causas por espionaje contra los jefes de la AFI en la gestión de Mauricio Macri, Gustavo Arribas y Silvia Majdalani, son impulsadas por la fiscal Cecilia Patricia Incardona, una funcionaria judicial que trabajó en la Justicia de Tierra del Fuego.
De perfil más técnico que político, según la describen sus colegas, tiene vuelo y criterio propio. Profesó una gran admiración por el exprocurador general Esteban Righi, se indignó y le pareció particularmente injusto su final, cuando fue expulsado durante el kirchnerismo luego de que la Justicia avanzara sobre Amado Boudou por la causa Ciccone.
Sin estar afiliada a la Asociación de Magistrados, simpatiza con la Lista Celeste, donde se agrupan jueces y funcionarios que abrevan en el peronismo.
De 48 años, la fiscal se recibió en la UBA en 1997, realizó especializaciones en la Universidad Católica Argentina y tiene una maestría en Derecho Penal de la Universidad de Belgrano. En 2001 se desempeñó como secretaria en la Justicia federal de Río Grande, hasta que se convirtió en fiscal y luego jueza de ejecución penal.
Allí conoció a Eugenio Sarrabayrouse, su pareja, juez de la Cámara Nacional de Casación Penal y uno de los candidatos que postuló Cristina Kirchner en 2015 para la Corte Suprema. Cuando su marido vino a Buenos Aires, Incardona hizo lo propio.
Tras concursar, fue elegida para la Fiscalía Federal N°2 de Lomas de Zamora. Le tomó juramento el actual procurador interino, Eduardo Casal, el 11 de julio de 2018.
Con vínculos académicos en la UCES, tuvo una columna sobre acceso a la Justicia en el programa periodístico Derecho al día. Su otro acercamiento a los medios fue cuando publicó un artículo proponiendo una aproximación para el reencuentro entre la prensa y la Justicia.
Es muy activa en la Asociación de Fiscales y Funcionarios del Ministerio Público Fiscal de la Nación (Affun), donde trabaja en la organización de eventos de capacitación y en cuestiones ligadas a políticas de género.
“Integra un grupo de fiscales federales no politizados que trabajan bien en la Justicia federal”, la describió un fiscal que no tiene nada de kirchnerista. “Es seria”, agregó un abogado que la tuvo como contraparte, defendiendo a un cliente.
En su trabajo, Incardona se caracteriza por generar vínculos con otros colegas. De hecho, tiene gran relación con el titular de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar), Diego Iglesias, fiscal con el que trabajó casos de narcotráfico de particular complejidad. También con Alejandra Mángano, fiscal de Comodoro Py 2002, con quien trabajó temas de trata de personas.
No pudo establecer el mismo vínculo con el juez Federico Villena, de Lomas de Zamora, con quien mantiene tensiones.
De un perfil más judicial que político -según coinciden sus colegas- hoy tiene en sus manos las causas de mayor voltaje político para el oficialismo y la oposición. Cristina Kirchner es una de las víctimas del caso de espionaje ilegal que investiga y los jefes de la AFI macrista son sus acusados. La defensa de Majdalani pidió que Incardona se aparte del expediente: sostiene que actuó sin objetividad.
En medio de semejante escenario, Incardona busca mantener a raya su bajo perfil y refugiarse en el expediente, para que el estrépito político o el mediático no la alcancen.
(La Nación)