Cuatro décadas enseñando valores a través del deporte
El profesor Pedro Gocek, una de las figuras más reconocidas en la educación física de Río Grande, dialogó con Aire Libre Fm y compartió su trayectoria y reflexiones en una entrevista que nos permitió conocer los pilares de su vocación docente y su enfoque hacia el deporte como herramienta de formación integral.
Propietario del Centro de Movimiento Perfil, un espacio que recientemente celebró 32 años de actividad, Gocek ha dedicado su vida a fomentar hábitos saludables y a inculcar valores esenciales a través de la educación física.
Pedro comenzó su carrera docente en 1975 y, tres años más tarde, llegó a Río Grande. Aquí dejó una marca imborrable en instituciones como el Centro Deportivo Municipal, la Escuela N° 2, y la Escuela N° 8 (hoy CENT 35). “No sé si llegué a dar clases a los nietos, pero sí tuve la fortuna de enseñar a varias generaciones de familias. En algunas aulas, me encontraba con padres que habían sido mis alumnos y ahora traían a sus hijos”, rememoró con orgullo.
Tras retirarse de la docencia en 2001, Gocek continuó desarrollándose como referente en el ámbito deportivo, siempre con un enfoque en la formación integral de las personas.
Para Gocek, la tarea de un profesor de educación física trasciende lo deportivo. “No es necesario ser un gran atleta para ser un buen docente. Lo importante es tener convicción en lo que se enseña y transmitir valores como esfuerzo, compañerismo, solidaridad y respeto”, afirmó.
El profesor resaltó la diferencia entre un entrenador y un docente. “El entrenador busca el rendimiento y la competencia, pero el docente tiene una misión distinta: formar personas. Los trofeos se olvidan, pero los valores que aprendes en una clase o en la cancha te acompañan toda la vida”, explicó.
También destacó el impacto positivo que tiene el deporte en los jóvenes. “Cuando trabajas bien con los chicos, logramos formar personas seguras, que valoran el trabajo en equipo y saben que las dificultades se superan con esfuerzo”, sostuvo.
En su extensa carrera, Gocek ha visto a muchos jóvenes aprender tanto de las derrotas como de las victorias. “Uno aprende más cuando pierde que cuando gana. Pero también es importante que los chicos tengan momentos de alegría, porque eso los motiva a seguir adelante”, reflexionó.
Citó a figuras del deporte como Manu Ginóbili, quien en una entrevista afirmó: “En el deporte, se pierde más de lo que se gana, pero lo importante es qué hacemos con esas derrotas, cómo las convertimos en aprendizajes”.
Entre los recuerdos que guarda con más cariño están los campamentos organizados en la planta campamentil de Yehuin. “Eran tiempos en los que no contábamos con muchos recursos, pero la creatividad siempre estaba de nuestro lado. Armábamos duchas con tambores y calentábamos el agua en tachos. Era increíble cómo los chicos vivían esa experiencia, muchos de ellos enfrentándose por primera vez a la vida al aire libre”, relató.
Esos campamentos no solo fortalecían lazos entre los estudiantes, sino que también les enseñaban a valorar la naturaleza y el trabajo en equipo.
Desde 1992, Pedro dirige el Centro de Movimiento Perfil, un lugar que va más allá del concepto de gimnasio tradicional. “Perfil nació con la idea de ser un espacio integral, donde el movimiento sea sinónimo de salud. Aquí trabajamos con personas de todas las edades, porque la actividad física es una herramienta para mejorar la calidad de vida de todos”, comentó.
Gocek también enfatizó la importancia de adaptarse a las necesidades de cada persona. “No todos buscan lo mismo. Algunos quieren mejorar su estado físico, otros necesitan rehabilitación, y muchos solo quieren encontrar un lugar donde sentirse bien consigo mismos. Perfil busca cubrir todas esas necesidades”, explicó.
A lo largo de más de cuatro décadas, Pedro Gocek ha dejado una huella imborrable en la comunidad de Río Grande. Su enfoque hacia la educación física como herramienta para formar personas y no solo deportistas lo ha convertido en un modelo a seguir.
“Mi mayor satisfacción es ver a mis exalumnos crecer, formar sus familias y recordar con cariño los momentos que compartimos. La vida deportiva no dura 50 años, pero los valores que aprendes en la cancha o en la clase te acompañan toda la vida”, concluyó.