DIA 116: Julio Popper y la explotación del oro fueguino
Hoy conoceremos un poco más la historia de Julio Popper. La calle que lleva su nombre corresponde al barrio de Chacra 2.
En 1886, el explorador rumano Julio Popper, arribó al Territorio Nacional de Tierra del Fuego, con autorización del gobierno nacional con la finalidad de iniciar la actividad minera en la zona norte de la Isla: Bahía San Sebastián y Punta Páramo. Su expedición dio origen a la Compañía Anónima Lavaderos de Oro del Sud, la cual no sólo le permitió acuñar sus propias monedas, sino que mucho parte de este metal fue trasladado a la Casa de la Moneda.
Julio Popper nació en Rumanía en 1857 y realizó sus estudios de ingeniería en la Escuela Politécnica de París, aunque no consta su egreso. En 1885 Popper arribó a nuestro país en el contexto americano de la “Fiebre del Oro”. Desde mediados del siglo 19 se habían encontrado importantes yacimientos de oro –aluvional o en capas- en la costa oeste de Estados Unidos desatándose una infinidad de excursiones y emprendimientos aventureros por todo nuestro continente.
Inmediatamente a su arribo a la ciudad de Buenos Aires, registró a su nombre una sociedad minera para la exploración y explotación de yacimientos auríferos en la zona norte de Cabo Vírgenes. Comprobada su riqueza, retornó a Buenos Aires y por pedido del Instituto Geográfico Argentino, dio una conferencia sobre lo visto y hallado en tierras tan australes.
A partir de este primer viaje de prospección y con la ayuda de miembros prominentes del gobierno nacional – pertenecientes al Partido Autonomista Nacional – y dado que recientemente se habían firmado los tratados de límites con Chile, y era prioritario para el Estado argentino ejercer su soberanía sobre estas regiones, el ingeniero rumano vio las posibilidades de ocupar el suelo fueguino con fines económicos. Asimismo las opiniones de altos miembros del partido gobernante – Joaquin Cullen de la Compañía Minera del Rio de Oro en el distrito riojano y de Bernardo de Irigoyen como ex ministro de Relaciones Exteriores que había encabezado las negociaciones con Chile _que dieron base a la firma de los acuerdos limítrofes_ le sirvieron para concretar todos los requisitos y obtener los permisos correspondientes en muy pocos meses.
Desde el puerto de Buenos Aires partió hacia Punta Arenas – Chile – quedándose allí unos días donde entabló relaciones con algunos vecinos prominentes como por ejemplo el comerciante Mauricio Braun (quien se convertirá, con el paso del tiempo en uno de los fundadores de la familia Braun-Menéndez). Junto con 18 hombres, que conformaron su guardia armada, y gracias a un vapor de la Marina de Chile, la expedición de Popper arribó a la Isla Grande de Tierra del Fuego, desembarcando en Bahía El Porvenir y desplazándose de manera terrestre hasta la Bahía de San Sebastián y Punta Páramo.
Conforme fue avanzando la actividad minera, Popper y sus hombres recorrieron e identificaron la geografía de la zona, a saber los actuales arroyos Alfa y Beta y los ríos Cullen; Cabo Domingo; Río Carmen Sylva (hoy Río Chico) y Río Juárez Celman (actual Río Grande).
En 1887, viajó a Buenos Aires, dio cuenta de sus hallazgos y consolidó la Compañía Anónima Lavaderos de Oro del Sud (1887-1889), contando como socios a importantes personalidades de nuestro país, siendo miembros de su Comisión Directiva el Dr. Estanislao Zeballos, los Comandantes Martín Guerrico, Clodomiro Urtubey y Clemente Frigerio y los señores Pedro Pico, Ramón Lista, Emilio Rossetti, entre otros.
En Punta Páramo, se estableció el campamento minero, contando el mismo con instalaciones como una construcción administrativa, una torre -para avistaje de los cuatro puntos cardinales-almacén, depósito y caserón para albergar a los trabajadores. Un poco más alejado de estas edificaciones, se instalaron las estructuras específicas para el trabajo del lavado del oro: talleres, una fragua, una tolva minera, una línea decauville, un galpón donde se hallaban las calderas _ motores a vapor donde se encontraba la bomba centrífuga _ vinculadas al mar por un túnel perforado por debajo del nivel de la marea. En este proceso el agua era indispensable para efectuar el “lavado de arenas” e inicialmente la producción de oro fue de medio kilogramo diario.
Si bien el destino final del oro extraído era la Casa de la Moneda, en 1889 Popper comenzó la acuñación de sus propias estampillas y monedas de 1 y 5 gramos (su valor lo daba su propio peso) con las inscripciones Popper y Tierra del Fuego en sus caras. Esta situación puede tener dos interpretaciones a saber: fueron producto de la necesidad de poder pagarle los jornales a sus propios trabajadores o bien fueron una elección para halagar su propia figura.
Esta historia continuará mañana….
(🎙) Aire Libre FM 96.3: