DÍA 16: Construcción de un puente colgante en el Río Grande

En este día nuestro relato cuenta la historia del primer puente sobre el río Grande
El puente colgante ha sido y es un símbolo importante para Río Grande. El mismo representa la presencia de la familia Menéndez – Behety y de la economía ganadera extensiva en la isla.
El Puente Colgante se ubica en las cercanías del Cerro Águila, en el kilómetro 2.820 de la Ruta Nacional N° 3 y a unos 10 kilómetros al sur de la Ciudad de Río Grande.
Según el historiador Carlos Rattier, no existen datos exactos del inicio de la construcción del puente, pero todo indica que se comenzó a construir en 1918 y su uso empezó en 1920.

En este tipo de puente colgante, se pueden distinguir dos elementos constitutivos básicos:
– Un piso o tablero de madera soportado por vigas de hierro, con perfil doble T, de aproximadamente 110 metros de largo y siete sostenedores que son tendidos por ambos pórticos.
-Y Bloques de hormigón que, a modo de ancla, fijan la estructura al suelo.
El director de la obra fue un ingeniero alemán llamado Gloeckle. Los materiales procedían de la empresa norteamericana “All American Steet”. El puente debía tener una resistencia de soportar siete toneladas.

La introducción de todos los materiales para el montaje del puente quedó libre de derechos aduaneros, hasta la suma de 150.000 pesos.
La construcción del puente fue un emprendimiento privado, cuya iniciativa la realizó la familia Menéndez – Behety, cuyo fin fue la unión entre la margen norte con la sur. El auge y avance de la ganadería ovina, la consolidación de la Sociedad Anónima Importadora y Exportadora de la Patagonia y la fundación del frigorífico en 1917, sobre la margen sur del río, obligaba a la construcción del puente, vital para el desarrollo de la economía ganadera familiar. El traslado de las ovejas de una margen hacia la otra solo era posible con la construcción de un puente sobre el Río Grande.

El puente marcó áreas de influencia y apropiación del espacio. Sobre la ladera del cerro Águila, vivían en humildes viviendas dos matrimonios, que cobraban peaje por el uso del puente. Los peatones pagaban 20 centavos por el cruce. Si se trasladaban a caballo, el peaje aumentaba a un peso y si se realizaba en vehículo, cinco pesos. Los piños de ovejas también pagaban, pero no hay datos que comprueben el costo del peaje.

Con el declive de la actividad ganadera, en la década del ´30 y el avance tecnológico en materia vial, hizo que el puente quede como un objeto abandonado y sin utilidad. Como un símbolo de su tiempo.
A fines de la década del 50, la petrolera norteamericana, utilizó el puente para trasladar equipos petroleros, que vacíos pesaban 21 toneladas.
Si bien la capacidad de carga de este puente estaba limitada, esto demuestra que el puente colgante estaba sobredimensionado.

El deterioro, la falta de mantenimiento y los cambios climáticos, perjudicaron al puente. Este no soportó el paso del tiempo. Grandes crecidas del río y fuertes vientos colapsaron los tensores que sujetaban el tablero de madera que se encontraba muy deteriorado. El 4 de agosto del 2011 el tablero de madera cae sobre el río Grande, quedando los tensores colgando de la estructura metálica.

El puente colgante había sido declarado Patrimonio Histórico, Cultural y Arquitectónico Municipal y Monumento Histórico Provincial. Además, contaba con media sanción en la Cámara de Diputados a la espera de un pronunciamiento en la Cámara de Senadores, para ser declarado Monumento Histórico Nacional.


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