DIA 178 “GENOCIDIO SHELKNAM”
Hoy 25 de noviembre, el recuerdo y la memoria del “Genocidio Shelknam”.
Compartiremos un párrafo, del libro “En la Tierra del Fuego, Memorias de un misionero salesiano” de Maggiorino Borgatello, traducido al español, después de mas de cien años por Claudio Galli.
Dice así:
“Un testimonio ocular, digno de fe de un buen señor chileno jefe de los pastores de una estancia de la Tierra del Fuego, un día me contó aún muy horrorizado esta espeluznante tragedia: Una vez me encontraba cerca de una choca india donde se habían juntado unos 15 pobres indígenas, entre hombres mujeres y niños. Todos estaban sentados pacíficamente alrededor del fuego, hablando alegremente, en las cercanías de la Estancia Sara, cuando de improviso, un pastor inglés de nombre Islop, con un cuchillo en mano y sin decir palabra, se abalanzó sobre ellos como un tigre sediento de sangre humana e hizo una carnicería general. Hombres mujeres y niños fueron degolladas en un instante. Hubiese querido desarmar a aquel monstruo, pero me di cuenta de que no hubiese podido y que también yo hubiese sido asesinado. Solo pude agarrar a un niño de unos ocho años y salvarlo, dándome a la fuga. Este niño ha crecido, es muy bueno y me está muy agradecido por haberlo salvado de la muerte. Este
tal Islop era un cruel asesino que mató a muchos indígenas. Una vez le pregunte:
-¿Por qué matas a tantos pobres inocentes? ¿Qué mal hacen las mujeres y los
niños especialmente?
-Niños, ahora pequeños, pero más tarde grandes y después malos como los
grandes. Son como los leones, cuando son pequeños, son buenos y cuando grandes, son feroces-me respondió-. Mejor matarlos a todos para que se pierda la raza.
Era inútil hablar con este monstruo. Pero también lo hacía, porque recibía un
pago.
Hasta aquí, el relato del buen chileno jefe de los pastores.
Continúa, Borgatello.
Pero Islop pagó muy caro y no pudo disfrutar en paz y por mucho tiempo el fruto de tantos homicidios. Un día, medio borracho, se había dormido sobre la pendiente de un alto acantilado en las cercanías de la bahía de San Sebastián. Mientras dormía, se cayó de espalda, se rompió el cuello, murió instantáneamente. Aun hoy se señala el lugar de su muerte y se siente una
especie de terror al acercarse, porque se atribuye este hecho a un castigo de Dios bien merecido como una condena recibida de ese modo; y la memoria de Islop aún se mantiene en la maldición entre todos los habitantes de la Tierra del Fuego en la Patagonia.”
Así de simple y así de cruel fue la matanza sistemática del pueblo Shelknam en esta tierra.
No perdamos la memoria, respetemos al pueblo originario que habitó y habita junto a nosotros este lugar.
(🎙) Aire Libre FM 96.3: