Efemérides 25 DE NOVIEMBRE

25 DE NOVIEMBRE
25 DE NOVIEMBRE DE 1884
Nombramiento de Felix María Paz como primer gobernador, obtiene el acuerdo del senado el 28 de mayo de 1885. El 26 de junio de 1888 es reelegido para un segundo mandato, renunciando al mismo el 23 de abril de 1890. Este marino tucumano deberá dedicar el primer tiempo de su gestión a realizar trámites en la Capital Federal para el futuro manejo de la comarca fueguina.
25 DE NOVIEMBRE DE 1896
La armada toma posesión para su uso exclusivo del vapor Ushuaia que servía a la gobernación fueguina, en reemplazo del pequeño Golondrina. Para entonces el gobernador reclamará el uso de un navío dado que quedaría aislada del mundo civilizado, pues los viajes del Villarino no remedian ni en la mínima parte sus múltiples necesidades.
25 DE NOVIEMBRE DE 1965
EL ÚLTIMO CACIQUE
Luego de pasar una noche a la intemperie, muere Capipe, el último cacique tehuelche, en una incipiente construcción de lo que sería el Ministerio de Asuntos Sociales de la Provincia de Santa Cruz.
Había nacido en la reserva indígena de Comusu Aike y era hijo de un cacique tehuelche. Poseía todas las virtudes propias de su raza, sufrido y endurecido por una vida difícil. Fue un excelente domador, y por esas habilidades era frecuentemente buscado.
Haber nacido demasiado tarde fue fatal para él. La cultura dominante no le dejó un lugar donde integrarse y sentirse partícipe de la nueva sociedad. La civilización europea lo suprimió a fuerza de marginarlo.
De alguna manera, las palabras de Adolfo Alsina, noventa años antes de su muerte, fueron premonitorias para el destino final de los indígenas, puede asegurarse que el sometimiento es inevitable. El Poder Ejecutivo, aleccionado por una larga experiencia, nada espera de las expediciones a las tolderías, para quemarlas y arrebatarles sus familias, como ellas queman las poblaciones cristianas y cautivan a sus moradores.
25 DE NOVIEMBRE DE 1981
Se sanciona y promulga la Ley N° 177 del Territorio, “Impuesto a los Automotores – Ejercicio 1981 – Cuota Adicional”. Se publica en el Boletín Oficial del Territorio el 7 de diciembre de 1981.
25 DE NOVIEMBRE DE 1984
Consulta popular por el Beagle. Ushuaia es el único lugar del país que rechaza los resultados de la mediación papal por los que finalmente Argentina renunciará definitivamente a su soberanía sobre Picton, Nueva y Lénox.
25 DE NOVIEMBRE 1984
RESULTADO DE LA CONSULTA POPULAR POR EL TRATADO DE PAZ Y AMISTAD CON CHILE
Afirmativos 10.848. 953 – 81,13 %
Negativos 2.228.804 – 17,24 %
Blancos 143.880 – 1,11 %
Anulados 64.968 – 0,50 %
(Publicación: Punto y Coma, 1892 – 1992, la memoria periodística de 10 años de historia. Luis Benito Zamora. Página93)
25 DE NOVIEMBRE DE 1993
Se sanciona la Ley N° 111 de la Provincia, “Presupuesto General de Erogaciones y Cálculo de Recursos de la Administración Pública – Ejercicio 1993 – Modificación”. Se promulga el 1 de diciembre de 1993 y se publica en el Boletín Oficial de la Provincia el 6 de diciembre de 1993.
25 DE NOVIEMBRE DE 1993
Se sanciona la Ley N° 113 de la Provincia, “Administración Publica Provincial – Determinación de Mecanismos de Negociación Colectiva Para Fijar Condiciones de Trabajo, Empleo y Relaciones Entre Empleadores y Trabajadores”.
25 DE NOVIEMBRE DE 1993
Se sanciona la Ley N° 115 de la Provincia, “Instituto Provincial de Apuestas – Modificación”. Se promulga el 15 de diciembre de 1993 mediante Decreto N° 3.066 y se publica en el Boletín Oficial de la Provincia el 24 de diciembre de 1993.
25 DE NOVIEMBRE DE 1996
Marcela Virginia Arguello aprobó la tesis que la habilita como Ingeniera Química, egresada de la Unidad Académica Río Grande de la U.T.N. Es la primera profesional en su especialidad que se gradúa en la Provincia de Tierra del Fuego.
25 DE NOVIEMBRE DE 1997
Plaza “Cabezas”. En el día de la fecha y por gestiones realizadas por la ASOCITMEC Río Grande cuenta con una plaza en memoria del Fotógrafo José Luis Cabezas, ésta emplazada en el barrio de Chacra II.
25 DE NOVIEMBRE DE 1997
Sorpresa y 1/2. Se inauguró en Tolhuin la fábrica de dulces regionales que la producción del programa “Sorpresa y Media” donó para la localidad de Tolhuin. El conductor Julián Weich, con todo su equipo de producción, participó del feliz acto popular, participando la comunidad con un asado popular.
25 DE NOVIEMBRE DE 1997
Saratoga Disco, inauguró su local en Av. Belgrano y Perito Moreno, la noche de Río Grande tiene un nuevo lugar para la sana diversión. Invitados Julián Weich y Maby Wells, conductores del programa de TV. “Sorpresa y Media”.
25 DE NOVIEMBRE DE 1999
LA CRISIS AUSTRAL
EL CONFLICTO ENTRE ARGENTINA Y CHILE
BEAGLE, PINOCHET QUERIA INVADIR HASTA BAHIA BLANCA
El general Augusto Pinochet reveló que durante el conflicto por el canal Beagle, en 1978, su ejército tuvo 10.000 hombres dispuestos a llegar hasta Bahía Blanca y desde ahí cortar todos los pasos hacia el sur, dividiendo a la Argentina en dos.
A lo mejor no nos habría ido tan mal, en una eventual guerra en 1978, dijo el ex dictador y jefe militar chileno en un libro de reciente aparición en el que la periodista María Eugenia Oyarzún, que fue embajadora ante la OEA en un período del régimen militar, compila numerosas entrevistas con Pinochet entre 1995 y 1998.
Pinochet, que ha pasado su último año detenido en Londres tratando de evitar su extradición a España, celebra hoy su cumpleaños 84, el segundo que vive bajo arresto.
Las inéditas confesiones del general retirado están en un libro de 265 páginas, titulado “Augusto Pinochet, diálogos con su historia”, e incluye declaraciones sobre los más variados asuntos, desde su vida personal hasta su carrera militar, el golpe de 1973 y su gobierno.
Algunas de las revelaciones más sorprendentes están en las tensiones con sus vecinos, particularmente la Argentina, pero también Perú que, según Pinochet, podría haber aprovechado la desprotección militar del norte del país durante el golpe de 1973 para actuar sobre seguro avanzando 1.200 kilómetros en territorio de Chile.
En relación con la Argentina, Pinochet consideró que la ocupación de las islas Malvinas en 1982 fue una estupidez mayúscula que reveló la ignorancia y soberbia del general Leopoldo Galtieri.
La ocupación de las Malvinas fue una equivocación técnica y estratégica de los militares argentinos, dijo.
Optaron por comenzar el conflicto con Inglaterra, creyendo ganarle muy pronto para enseguida atacar a Chile con toda su fuerza, dijo, y afirmó que Galtieri no pensó jamás que los británicos cruzarían el Atlántico para recuperar las islas.
Fue una estupidez mayúscula la suya. Pecó de ignorante. No se acordó de las reacciones inglesas, dijo Pinochet.
Y agregó un consejo para enfrentar la guerra: Cabeza fría, fría, fría. El corazón caliente, pero la cabeza fría,.
El ex dictador habló más en detalle del conflicto por el canal austral del Beagle, una guerra que se evitó gracias a la mediación del papa Juan Pablo II. Si hubiera estallado, Chile pretendía, si era posible, llegar hasta Bahía Blanca y de ahí cortar todos los pasos al sur. Yo tenía 10.000 hombres ahí, en el sur.
Según Pinochet, él advirtió al entonces dictador argentino Jorge Rafael Videla: Mira, la guerra no sería allá, en el sur, como dicen ustedes… sería desde Arica, desde Sapaleri, en el extremo norte, hasta el Cabo de Hornos. la guerra es total.
Eso los anduvo frenando un poco, porque les quedó claro que no podrían hacer una guerra allí, agregó. Pinochet dijo que también tuvo que frenar a muchos, varios de sus propios generales que querían la guerra.
El ex dictador reconoció que un triunfo chileno sobre la Argentina hubiera sido .muy difícil, y se hubiera tratado de una guerra de montonera, matando todos los días, fusilando gente, tanto por parte de los argentinos como por nuestra parte, y al final, por cansancio, se habría llegado a la paz.
Luego agregó: Llegamos al borde de la navaja. No fuimos a la guerra, pero si hubiéramos entrado en ella nos habríamos empeñado con todos los medios y a lo mejor no nos habría ido tan mal.
Me habrían levantado una estatua, que es a lo que aspira todo militar, agregó.
Aunque hasta ahora se conocía la información sobre el conflicto por el Beagle, Pinochet dijo que también hubo riesgo de guerra con la República del Perú.
¿Perú estuvo a punto de declararnos la guerra?, preguntó la periodista.
Cierto, pero ahí se especula mucho, replicó Pinochet. Si Perú no tomó las armas el mismo 11 de setiembre, día del golpe, aprovechando la situación interna de Chile, no las iba a tomar en diciembre.
El 11 de setiembre era el momento preciso para que ellos hubieran actuado sobre seguro. Habíamos dejado dos batallones en el norte, o sea, 1.600 hombres. Todo estaba acá, en Santiago, agregó el general.
Si Perú hubiera atacado entonces, habría llegado hasta Copiapó, dijo, lo que equivalía a avanzar 1.200 kilómetros por territorio chileno.
Pinochet afirmó, sin dar detalles, que supo que en aquella época Perú movilizó tanques hacia el sur, hasta Arequipa, y reconoció que en Chile hubo movilización de gente al norte y al sur.
El conflicto con Perú, por disputa de territorios en la frontera norte de Chile, dio origen a dos guerras en el siglo pasado, y sólo desde hace pocos meses las relaciones entre ambos países han entrado en una fase de entendimientos y desarrollo.
PROYECTO DE INVASION
ALISTADOS EN PERU
Oficialmente no se ha aceptado la existencia de un plan de invasión a Chile, pero un general del ejército que perteneció al gobierno del general Juan Velasco Alvarado aceptó comentar lo dicho por el ex dictador Augusto Pinochet, bajo la condición de mantener su identidad en reserva: Tiene razón Pinochet. Estábamos preparados, había un plan, pero también había un grupo que se negó al enfrentamiento porque el conflicto postergaba sus deseos de acceder al poder, dijo el militar.
Se realizaron operaciones de reconocimiento y, por supuesto, hubo un incremento de tropas y armamento en la línea de frontera, pero todo quedó en proyecto, dijo el general retirado.
El plan del gobierno nacionalista del general Alvarado de recuperar mediante una incursión militar los territorios que Perú perdió en la guerra con Chile a fines del siglo pasado se esfumaron el 29 de agosto de 1974. Ese día, el entonces primer ministro y comandante general del ejército, general Francisco Morales Bermúdez, asumió el poder de facto y desechó la posibilidad de una invasión.
Morales Bermúdez precisamente representaba a ese sector de las fuerzas armadas que se opuso a invadir Chile. Dicha posibilidad creció notablemente después que el general Augusto Pinochet asestó el golpe del 11 de setiembre de 1973 y derrocó al presidente Salvador Allende, adherente de la revolución peruana guiada por Velasco.
LOS MILITARES Y LAS DROGAS
La dictadura chilena de Augusto Pinochet estuvo involucrada en el tráfico de drogas, según el libro “Pinochet, The Politics of Torture”, del
periodista británico Hug O’Shaughnessy, que será presentado hoy en Londres.
O’Shaughnessy sostiene que el gobierno militar chileno facilitó el tráfico de drogas a través de un personaje clave que describe con el nombre de Frankell Baramdyka, ex infante de marina estadounidense nacido en Grecia que inició su carrera de traficante a principios de los 80 en Los Angeles, siguiendo órdenes de oficiales estadounidenses y en beneficio de los denominados contras que combatían contra el sandinismo en Nicaragua.
El texto contiene además referencias a las internas militares y la supervivencia de elementos autoritarios en la actual democracia.
EL SUEÑO DEL BRONCE PROPIO
Eco de una insensatez por entonces posible, el general Augusto Pinochet revelo que en 1978 los planes del Estado mayor chileno contemplaban una ofensiva que llevara a sus tropas hasta la ciudad de Bahía Blanca, aislando el sur argentino, si estallaba la guerra con Buenos Aires por el Canal de Beagle.
Quizá no nos hubiera ido tan mal, agregó, nostálgico de un pasado que no fue, en alguno de los diálogos que acaba de publicar la autora chilena María Eugenia Oyarzún.
La evocación es interesante porque, como en un juego de espejos de la historia, Pinochet exhibió en esta ocasión una contracara de simetría casi perfecta, del ánimo que imperaba entonces entre los mandos militares de la dictadura argentina, para los cuales la guerra con el vecino fue, durante los últimos seis meses de ese año, inevitable.
En los mismos días en que Pinochet y sus segundos soñaban con Bahía Blanca, el general Luciano Benjamín Menéndez, una de las figuras más patéticas de aquel régimen argentino formó a las tropas del III Cuerpo de Ejército y al anunciar como inminente el choque con Chile aseguró a sus hombres que antes de que terminara el verano del 79 podrían, comandante incluido, lavarse los genitales en el océano Pacífico.
Aseguran los memoriosos que refieren esta anécdota que cuando la mediación de Juan Pablo II robó a Menéndez lo que veía como su baño de gloria en aguas de un océano ajeno, un grupo de chuscos cordobeses hizo llegar al III Cuerpo de Ejército un regalo anónimo: una caja de jabones para que el desolado general usara en él baño de su casa, ya que no en el Pacífico. Si esto no fue así, aquellos eran los años de plomo sin humor, igual la idea fue imaginativa. .
La figura de aquel Menéndez es paradigmática de las ínfulas guerreras del sector más belicoso de los mandos argentinos. El general hizo lo que pudo para tener su guerra.
El mismo día de diciembre del 78 en que el gobierno de Jorge Rafael Videla debía firmar en Montevideo su acuerdo con la mediación papal, Menéndez llegó al Aeroparque en su avioneta, momentos antes de que el canciller Carlos Washington Pastor, un brigadier, abordara el avión presidencial en compañía del enviado de Roma, cardenal Antonio Samoré, para trasladarse al Uruguay.
Con gestos hoscos que todos los presentes pudieron ver, y que asombraron al purpurado, el general Menéndez llevó a Pastor hasta una oficina de la base y allí le demandó que suspendiera viaje y firma. Dicen que mediaron llamados telefónicos de Videla y de Roberto Viola al Aeroparque para que Menéndez abandonara su exigencia loca.
Pero Pinochet ofreció otros reflejos interesantes en éstas, sus más recientes revelaciones. Con vaga ironía aseguró que la guerra le hubiera proporcionado una estatua, que es lo que todo militar sueña. En la Argentina los uniformados quizá soñaron el sueño insensato del bronce propio, pero lo que en realidad deseaban era el monumento a la dictadura que habían iniciado en marzo de 76; la guerra con Chile debía legitimarla y continuarla “sine die”.
Como no pudieron chocar espadas con Chile, otros militares intentaron hacerlo con Inglaterra en 1982 por otros territorios australes, las islas Malvinas. Beagle y Malvinas comparten un eje común: el imposible horizonte de legitimidad en el que se empezaron los sucesivos dictadores del Proceso de Reorganización Nacional.
(Diario Clarín. Escriben: Mónica González, Angel Paez y Oscar Raúl Cardoso 25/11/99).
25 DE NOVIEMBRE DEL 2001
Se conocieron los datos preliminares del Censo 2001. Tierra del Fuego tenía según el censo de 1991, 69.227 habitantes habiendo aumentado en 10 años un 44.9 por ciento siendo actualmente 100.313 habitantes. (Tiempo Fueguino, 25/11/01).
25 DE NOVIEMBRE DEL 2001
POR RAZONES PRESUPUESTARIAS MUDARAN UN SISMOGRAFO A JUBANY
ADELANTAN EL CIERRE DEL CICLO LECTIVO EN LA ANTARTIDA.
La falta de presupuesto forzó el adelantamiento del cierre del año escolar en la Antartida. Los maestros deberán replegarse antes del 14 de diciembre. También retiraran un sismógrafo que lleva una década instalado en la base Esperanza, para colocarlo en Jubany, renacen los temores de un eventual cierre de la Base, aunque la dotación para el 2002 está presta para reemplazar a la actual de 48 miembros. (Tiempo Fueguino, 25/11/01).
25 DE NOVIEMBRE DEL 2001
“LUGAREÑOS”
“CARLOS GOMEZ, DE MAR Y PLAYA”
ESCRIBE: OSCAR DOMINGO GUTIERREZ:
El hombre diferencia perfectamente la geográfía, y de allí que para él no sea lo mismo el campo que la ciudad. Por eso, cuando a sus 87 años su memoria escanea el ayer, al pasar por 1937 da cuenta que se encuentra en Tierra del Fuego, trabajando en estancia Carmen, la vieja, la de Pizarro, y en tanto que diez años después aparece por Río Grande donde se quedará a madurar el siglo.
Carlos Gómez en ese sentido, hasta llega a restar diez años de existencia entre nosotros, porque por eso de estar en Carmen no era lo mismo que vivir aquí, en el puerto.
Allí no era posible lectura política del entorno todo era naturaleza, los bosques inmensos, los ríos torrentosos, el ganado tentado a volverse montuno, los chinos mismos, cuando Gómez habla de los chinos con los que convivía, lo que hace es describir a los últimos Shelk´nam que se ampararon en esa zona, un poco trabajando a veces en lo estacional de ciertas demandas ganaderas, otro poco guanaqueando. Allí, por ejemplo, estaban entreverados algunos cristianos, Antonio Ojeda es uno de ellos, vivía casado con una “china” María Yoyol, cazaba por entonces a los guanaquitos, chulengos, curtía y cosia capas que algín mercachifle le pasaba a comprar cada tanto.
Allí diez años.
En en 47 Río Grande le abrió sus puertas, comenzaban las tareas del acueducto y planta potabilizadora, y en Obras Sanitarias tomó la pala. Se alojaba entonces en lo de cárdenas, al fondo de la calle Espora que recién hacia un año había tomado nombre, como todas las calles del pueblo, y en ese ir y venir lo conoció a Teófilo Hirsig. Era un argentino, pocos había, que se descolgó desde Rosario a Comodoro y aquí había formado su hogar con la viuda de Arriagada, unos metros más allá de su pensión.
Hirsig lo supo trabajador y le inquirió sobre sus salarios y así le hizo ver sobre la conveniencia de trabajar de portuario, “mar y playa” como en Chile se le venía diciendo. Y Gómez agarró viaje, y no paró hasta que treinta años después la actividad portuaria se desactivó en nuestro Río grande.
“Pasabamos enbote. En tiempos de invierno, los témpanos de nieve y escarcha. ¡Qué quiere decir! ¿Cómo antes escarchaba tanto?. Esos témpanos no los movían los barcos, cuando entraban tenían que ir despacito. Los barcos chicos, que es donde teníamos que ir a trabajar nosotros, tenían que entrar aquí en el río, salir conmarea llena t entrar con marea llena, cuando venía esa escarcha yo no sé cómo usted tiraba una piedra y pasaba al otro lado”.
Gómez recuerda a los boteros, Levín, el finado Platillo, Cachorro Barría. Lanchitas motores o puro remo, entraban 6 ó 7, así que la cosa era ir y venir, pagados por la compañía.
Estaba la otra posibilidad, dar la vuelta por el puente colgante, pero eran más de 20 kilómetros y el camino un calvario.
Del otro lado se comía en hotel, el del finado Roque. Allí estaba la Herminia sirviendo las mesas, aunque después, para no detenerse tanto en la tarea, se llevaba la comida, es que se trabajaba de 7 a 7 y quedaba poco tiempo para el refrigerio, y a veces la comida se demoraba y venñian los disgustos.
Cuando tenía que salir el barco tenían que estar hasta las 12:00 o 01:00, según la marea, que por si había una dificultad que precipitara alguna tarea de descarga.
Don Carlos recuerda que casi todo lo que venía era comestible, solo de tanto en tanto llegaban materiales de construcción y lo que salía era casi todo del campo, lanas, cueros, sebo y algo de madera.
El puerto era un desfile de gente, los camioneros yendo y viniendo a los distintos comercios. “El Verde” Ojeda, Casimiro Torres y su yerno Ramón García, Arturo Barrientos con un camioncito chiquito. Todo el que tenía un vehículo de transporte agarraba algo de trabajo con el tema del puerto.
Y aparecen los nombres antiguos: Río Verde, Austral, en los primeros años de la navegación chilena en la región, y más tarde con el cabotaje exclusivamente argentino, en tiempos de Perón, las barcazas de La Anonima, los Luchos y con el tiempo el Karina, ya para el final, una iniciativa de Domingo Granja. Y después estaba el tema de los caponeros, palabras mayores.
Recuerda que la mercadería llegaba deteriorada, a tal punto que en la zona de Prefectura, en el muelle del pueblo, se fue amontonando una vez tanto maíz que las gallinas que andaban sueltas por las calles iban a comer y volvían recién al anocheser, lentamente satisfechas a su destino de cazuela, en larga y sabroza caravana.
En toda su charla Gómez nos fue mostrando sus manos, las que en su rudeza son su perfecto certificado de trabajo.
(El Sureño, 25/11/01).
25 DE NOVIEMBRE DEL 2001
EL MENSAJE DEL ONA
Alfombra de mi bosque
de lenga triste.
Desierto de las voces del Kloketen.
Ausencia de la luna
que está en la tierra.

Estrellas que vagaban amándole.
Herencia de las tribus
sin un cacique
sabiendo cada shelknam lo que hay que hacer

El grupo solidario
que se imponía.
Mensaje que no olvida la que cayó.

Calafate que brota como al descuido.
Madera de la flecha del cazador.
La espina del arbusto sigue apuntando
el mensaje del Ona que se alejó.

Si hallas el mensaje que sigue errante,
caído con la lenga, levántalo.
No dejes que te echen los que mataron
al dueño del mensaje: practícalo
Alba Chamán, poeta argentina, 1933 – 1996.
EL MENSAJE DEL ONA
POR OSCAR MINGO GUTIERREZ
Desde 1992 cuando la iniciativa de la legisladora Liliana Fadul se convirtió en ley provincial 29, Tierra del Fuego cuenta el 25 de noviembre como Día del Indígena Fueguino. La fecha recuerda el momento del año 1886 cuando 26 ó 28 nativos en la Bahía San Sebastián perecen ante el fuego enclemente de las tropas de la primera expedición argentina que recorrerá la Isla Grande, de norte a sur. El ingreso de Ramón Lista a nuestra historia trae las marcas fatídicas del progreso.
La implementación de la Ley 29 corrió paralela en estos años a una nueva autoestima crecida entre los nietos y bisnietos de algunos de aquellos antiguos dueños de la tierra, y se proyectó en variadas reinvicaciones.
En la fecha salimos a cazar y recolectar en los campos de la literatura regional, del espacio documental y poético, para aportar en un nuevo Sueñero elementos plurales de análisis y profundización al sustrato humano primigenio, en el país de los fueguinos.
EL ULTIMO DE LOS ONAS
CUENTO DE JUAN CARLOS MARTINI, FRAGMENTO, 1968
Costumbres del ona: por los atardeceres caminar junto al mar mirando el sol anaranjado la línea del cielo y agua que no entiende y donde supone el vacío, la existencia de peligros incontables de jefes notables dotados de poderes sobrehumanos que provocan los climas, la aridez de la tierra en esta zona, ya que el indio marrón sabe misteriosamente, de tierras vegetales, verdes, plenas de otra vida, las lluvias, el movimiento de las nubes, las olas del mar, la pesca insuficiente en determinadas épocas; estos jefes serían habitantes del fuego y cada llama por el mundo una presencia condescendiente y venerable. Los recorridos del indio junto al mar no se han modificado en los últimos tiempos, camina siempre las mismas distancias por, vastas playas de arena Y piedras y vuelve cuando anochece hacía su choza. Come pescado asado, bebe agua que derrite al fuego y duerme cubierto por un cuero de oveja. Dedica la mañana, por lo general. a la pesca, o a la caza no siempre exitosa práctica que entretiene y divierte al ona sin otro resultado porque no existen animales comestibles en la a región y esporádicamente, a la reparación indispensable de algún sector de su choza visiblemente deteriorado. Por las tardes, temprano realiza dibujos en la tierra con un cuchillo de piedra, mientras sueña con emigrar a otros lugares donde sabe que mirar al sol, hace mal a los ojos, donde las aguas son tibias, donde crecen hierbas y plantas. Pero algo lo retiene en su choza vetusta, muy al sur, donde íntimamente cree que deberá morir. sin descendencia. El último de los onas es un ser solitario y silencioso. Sólo en fechas especiales que nunca olvida, entona una canción muy simple y esas son las únicas palabras que pronuncia.
En otros tiempos, cuando hubo que huir de las ciudades, fuimos en su búsqueda. Tu fervor por él nos reunía. y aceptábamos tu sabiduría sobre el indio, escuchábamos en silencio tus enseñanzas, que nos preparaban para conocerlo. Hoy prefiero el recuerdo de tu voz, tu alegría, el respeto por nuestro lenguaje a pesar de que llegaste a saber en un momento dado, la destrucción que todo esto sinificaba, pero creíste que debimnos llegar hasta el fin. Y amo tu imagen a contraluz, espero todas las tardes por ella, de pronto: ¡el miedo!. ¿Aparecerán los hombres que vienen a derramar su sangre, sangre que saben burbujeante, morada, caliente, sangre que saben inútil pero en la que hundían sus manos de todos modos porque es necesario que así sea? De pronto: bruscamente replegado hacia un rincón de su choza, en el desierto, y el miedo; elástico de carne agazapada, musculatura en tensión, vibrante, la piel marrón, los ojos oscuros, el sol que no nacerá para él, oblicuo, y el agua tibia y la tierra verde que ya no recuperará Y su imagen que habrá llegado por fin a destruirlo. No es tiempo de festejos ni de canciones sino de salir al desierto y lanzar flechas hacia el norte, una tras otra, en su defensa, para que ellos, en las ciudades, las persigan y, en tanto, no aparezcan en la línea de ciclo y tierra, amenazantes, y postergar la tristeza de la muerte, el miedo, sus temblores, sus delirios de indio por la noche brutal en la que lleguen, y ella vendrá también, y reanimará sus deseos y sexo y él no sabrá si amar o abstenerse de amar, no sabrá si el amor es la vida o la muerte, pero sabrá que era o no un pretexto, que los onas ríen o no, ojo de águila pesca pescado, llanto que no brota, brazo que arroja lanza, pájaro largo y salvaje de la paz, decididamente inútil.
PRIMER MENSAJE
LOS INDIOS DE TIERRA DEL FUEGO DE MARTIN GUSINDE
Cuando Kenós había peregrinado por todo el ancho mundo, regresó nuevamente hasta aquí. Entregó esta tierra a los selk´nam. En aquel entonces Kenós estaba totalmente solo. Nadie más que él había en la tierra.
Miró en torno suyo, fue hacia un lugar húmedo, pantanoso. Aquí extrajo un háruwenhoos, terrón con raicillas, mata de pasto con tierra adherida, al que exprimió el agua. Con este terrón formó un seles, genitale masculinum. Lo depositó en la tierra. Luego extrajo otro terrón: y, a éste le exprimió el agua. Con él formó un asken, genitale feilmeninum, y lo depositó junto a aquél. Kenós dejó entonces juntos a ambos terrones y se fue de aquel lugar. Durante la noche, los dos terrones se unieron. De esto surgió, sár’en = haber nacido, uno, (conformado) igual que un hombre: kórke howenh pená = ¡éste fue el primer antepasado!. Aquellas dos figuras de tierra se separaron nuevamente y quedaron tendidas una junto a la otra. Aquél antepasado, empero, creció inmediatamente, = se convirtió en una figura totalmente desarrollada. Cuando llegó la noche siguiente, aquellas dos figuras se unieron nuevamente. Otra vez nació inmediatamente uno, = un individuo humanoide, ese fue el segundo antepasado… Rápidamente se pobló nuestro territorio. Al cabo de un tiempo, había mujeres en buen número. A partir de entonces se unieron hombre y mujer. La cantidad de personas aumentó continuamente.
Kenós había hecho aquellas dos figuras de tierra con terrones húmedos, pantanosos, que eran oscuros como lo era también el agua de pantano, que Kenós había exprimido de ellos. Por ésta razón nosotros, los selk’nam, somos oscuros. Los koliót son claros. Más adelante, Kénós fue hacia el norte, a recorrer el ancho mundo. Allí en algún lugar, también formó dos terrones del mismo tipo. Pero para ello utilizó tierra blanca que encontró en la playa. Durante la noche ambas figuras de tierra se unieron, ¡de ello surgió uno, un individuo! Y así continuó, y cada noche surgía una nueva persona. Pero esa gente era blanca, como la tierra en la playa. Por eso los Koliót son más claros que nosotros. A partir de entonces ha habido Koliót en la patria de éstos. La gente allí en el norte fue cada vez más numerosa. En aquel entonces también había mucha gente aquí entre nosotros.
A guisa de hondo suspiro, Tenenesk agregó aún esta frase suelta: «Kenós miró en derredor, no se sintió bien, pues, esta completamente solo».
SEGUNDO MENSAJE
FRAGMENTO DE LA OPERA KUONYIPE, DE OSVALDO GUGLIELMINO Y MANUEL JUAREZ.
¡Kenos… Kenos!
La muerte verdadera en su regazo.
Este fuego apagado para siempre.
Esta helada sonrisa que se pierde.
Kenos… Kenos. Kuonyipe soy.. escucha.
Devuélveme el poder que me entregaste
Cuando fuiste a vivir entre los astros.
Por una vez lo pido solamente.

Quise el amor tan solo y la belleza
Que los dioses gozaban solitarios.
Kenos, Kenos, responde: ¿por qué calla
la voz aquella que escuchaba antaño?
¡Oh Dios! ¡Oh Dios, oh Dios.. no me abandones!
TERCER MENSAJE
TRABAJO Y ECONOMIA DE ALFREDO PRIETO EN LOS SELKNAM UNA SOCIEDAD SATISFECHA.
Los selknam gozaban con tranquilidad de los productos de la naturaleza, «en su patria nadie necesita sufrir hambre», afirma Gusinde. Su aseveración entraña una sugestiva problemática que ha sido un tanto soslayada por la investigación y que atañe a la cuestión de la existencia de las comunidades primitivas en general.
La civilización creyó siempre que los hombres primitivos y con mayor razón aún los fueguinos, estaban condenados a luchar con una naturaleza implacable y caprichosa, voraz de esfuerzo humano,
Si nos detenemos a examinar la economía primitiva nos encontramos con que uno de los elementos diagnósticos más utilizados por el observador fue la tecnología arcaica y lo que ésta implicaba en la maquinaria de producción» que ponía en juego, ella no podía generar stocks que aseguraran ni el más pequeño margen de previsión. Los aborígenes entregados a la posible conjunción de dos azares, el cazador y su presa, un día comían, otro no. Pero la sabiduría salvaje era concreta e invisible para la mirada fugaz. El espectáculo desplegado en su tecnología paleolítica no dejó de llamar la atención del observador; tanto el ignorante como el sabio medían en ella con orgullosa satisfacción, la distancia de su propio progreso.
El principio que regía la elección de los materiales como fue definido de este modo productivo por el mismo Gusinde, los indios eligen y trabajan el material de que disponen con tanta utilidad que con el gasto del más mínimo esfuerzo consiguen el mayor éxito. Era su conocimiento de la tierra. su gran despensa, y del comportamiento del todo natural. quien les garantizaba la frecuencia de alimentación que requerían.
CUARTO MENSAJE
EL VERDADERO NOMBRE DE LOS ONAS, DE MIGUEL ÁNGEL PALERMO.
Hace muchos años en 1520, unos hombres que vivían en una gran isla rodeada de mar en una parte muy fría del mundo, vieron pasar un enorme bote, como nunca habían visto. Llevaba encima unos palos altos como árboles que sostenían lo que de lejos parecían ser gigantescos cueros blancos, hinchados por el viento. Un poco nerviosos, un poco curiosos, los hombres de la isla se arroparon en sus mantos de piel, apretaron sus arcos y sus flechas y se quedaron mirando cómo el bote se perdía de vista.
Por la noche, desde lejos podía verse brillar en la oscuridad la luz de los fuegos, agitados por el viento, donde sus mujeres cocinaban y donde todos tomaban calor. Así fue como la gente de la embarcación, que hacía exploraciones en tierras y mares para ellos desconocidos, se dio cuenta de que en esa tierra vivían seres humanos. Y como iban poniendo nombre a todos los lugares que encontraban en su viaje desde un país lejano, les pareció que lo más lógico era que esta isla se llamara «Tierra del Fuego». Y el nombre quedó desde entonces. Los hombres y las mujeres de la isla eran los selknam los viajeros que traía el mar eran los españoles de los barcos de Fernando de Magallanes, que estaban por pasar al Océano Pacífico y dar la vuelta al mundo, por primera vez en la historia.
QUINTO MENSAJE
EL MAGALLANES
ENERO 27 DE 1895.
CORRESPONDENCIA DE USHUAIA
BATIDA A INDIOS ONAS
MUERTE DEL CACIQUE CAPELLO
DE NUESTRO CORRESPONSAL NAVARINO.
Ushuaia, enero 17 de 1895
Señor: Redactor de El Magallanes.
Esta pacífica población, capital del territorio fueguino argentino, hace 3 días fue sorprendida por la noticia de que el célebre bandido ona conocido por «Capello», había llegado con parte de su tribu, 8 hombres y unas 30 mujeres y criaturas, al establecimiento del Rev. Thomas Bridges.
La noticia la recibió la Gobernación el mismo día que fondeaba el transporte Ushuaia. Inmediatamente el jefe de policía D, Ramón R. Cortez, la transmitió al comandante accidental del Ushuaia, teniente de fragata Don Maximiliano Rivero, y poniéndose ambos de acuerdo, combinaron el plan para el mejor éxito en la captura del célebre bandido, cuyos crímenes tenían alarmados a los moradores de Bahía Thetis, Río Grande y San Sebastián.
En consecuencia el día siguiente a las 2 AM. El Ushuaia zarpó de esta bahía en dirección a lo del señor Bridges, que dista 35 millas al este de aquí, conduciendo al Sr. Cortez, al señor Ponce, juez de Paz de San Sebastián, un sargento y cuatro gendarmes. Al llegar al oeste de la isla Gable, el vapor pasó y arrió un bote en el que se embarcaron dichos señores, y, el vecino Don Luis Fique sub prefecto de Tierra del Fuego quien conocía a «Capello».
El bote siguió por dentro de la isla Gable, para una vez llegados a espaldas de las casas, desembarcar y seguir por tierra hacia el fondo de las mismas, para cortar la retirada al monte a los indios, sorprenderlos y apresarlos cuando ellos menos lo esperasen. El vapor quedó esperando por unas dos horas detrás de las islas para evitar ser visto y, causar alarma, y después reunirse con los expedicionarios Y cooperar si era necesario desprendiendo un bote con gente armada. La operación se llevó a cabo con la mayor rapidez y fue coronada de buen éxito. Los indios fueron sorprendidos, y una vez reconocido «Capello», el Sr. Cortez le intimó se entregara; pero éste por toda contestación le descargó un golpe de puño y emprendió la fuga en compañía de otro indio, que se cree fuera su segundo. En vista de esto, y para evitar se internara en el bosque y efectuara su fuga, hubo que hacer uso de las armas, cayendo ambos mortalmente heridos a bala y expirando momentos después. Al poco de esto fondeaba el Ushuaia frente a las casas y desembarcaba su comandante Rivero en un bote con 4 hombres armados, ignorando lo que acababa de suceder, porque el hecho tuvo lugar en el fondo, donde el terreno es quebrado y oculto del fondeadero.
El señor Rivero vio el cadáver de «Capello» que se encontraba con traje particular, y no como el resto de la tribu que iba envuelto en sus capas de guanaco.
Se tomaron sin sir dañados, dos hombres y 16 de chusma. los que fueron embarcados a bordo del transporte y traídos a Ushuaia. El resto se escapó, internándose en los montes, durante la confusión.
En momentos que se sorprendía a los indios, el Sr. Balmaceda salía de lo de Mr. Bridges en un cúter para puerto Toro, en la isla Navarino. Como en la casa ignoraban la batida. al sentir las detonaciones de las armas de fuego el Sr. Bridges creyó que los onas, que le constaban poseían armas de fuego, habían atacado a los pocos indios reducidos de la casa para después de asaltar el establecimiento, y salió a toda prisa e izó una bandera a media asta en signo de auxilio.
El Sr. Balmaceda al ver esto Y sentir los tiros, arrió la vela, fondeó el cúter y bajó a tierra con tres hombres a prestar ayuda, en la creencia que los indios habían atacado a la familia.
Fueron encontrados un Winchester y un cinto con veintitantos tiros, una escopeta de dos caños en perfecto estado, varios cuchillos de punta, algunos flamantes, un número de arcos y flechas, un par de jemelos, una cartera con un vocabulario Ona, apuntes y medio billete de 10 pesos, un perro galgo etc. etc., la mayoría de cuyos objetos fueron reconocidos por el Sr. Cortez y el Sr. Ponce como pertenecientes a San Martín y sus dos compañeros que fueron asesinados por estos indios y después echados sobre una hoguera.
Si la comisión no logra sorprenderlos, quizá hubiera pasado un mal rato.
“Capello” era un buen tirador con el Winchester, y al resto de los indios con sus arcos y flechas, parapetados detrás de los árboles, ocultos entre las matas, hubiera sido difícil rendirlos.
Los crímenes cometidos por “Capello” y sus compañeros jamás se podrán saber en su totalidad, pero los que se conocen son suficientes para formarse una idea del bandido de que ha librado a los habitantes de esta parte de la Tierra del Fuego la policía de Ushuaia.
El fue quien casi dio muerte a uno de los miembros de la comisión científica francesa a la tierra del Fuego, con un cuchillo, cuando la sorprendieron en el cabo San Pablo, el asesinó a un marinero desertor de la sub prefectura de Thetis, e intentó asaltar dicha repartición en un descuido, asesinó a un particular cuyo nombre ignoro, a Jacobo San Martín y sus dos compañeros, etc. etc., y si no se le da caza esta vez, quién sabe cuantos crímenes más hubiera seguido cometiendo.
El nombre indígena de este asesino era Chestriote, y se le llamó “Capello” a consecuencia de que cuando recién llegó a la sub prefectura de Buen Suceso el año 1890 un marinero de nacionalidad austríaco, llamado Ceferino Mora, le regaló un sombrero de alas anchas, de que el indio se enamoró pudiéndose acordar su verdadero nombre para llamarlo lo llamaba «Cápello», desde esa fecha le quedo tal apodo.
A este indio el ex gobernador Cornero lo llevó a Buenos Aires con la idea de que pronto se civilizara, y pudiera ser úti, pero desde su regreso a Tierra del Fuego empezó a cometer crímenes lo que quiere decir que, en este caso, el pretender inculcar nociones civilizadoras a un indígena ha dado resultado negativo.
SEXTO MENSAJE
EL ÚLTÍMO CONFÍN DE LA TIERRA, DE ESTEBAN LUCAS BRIDGES
Según la leyenda ona, muchas de las montañas en su tierra, en especial aquellas que estaban aisladas del macizo principal habían sido antes seres humanos y todavía debían ser tratados con respeto. Por ejemplo, era considerado de muy mala educación y peligroso señalarlas con el dedo, podía suceder que se envolvieran en nubes y desencadenaran mal tiempo. Una de ellas era Heuhupen, la meseta, que un día fue una bruja.
Habíamos cortado una considerable cantidad de madera húmeda aún de la nieve del invierno, y seguirnos hacia el sur, bordeando la ribera oriental del lago Kami y nos internábamos en el inmenso bosque de lengas que tapizaban las laderas septentrionales del macizo. El sonido que producían nuestras hachas en esas regiones rompía el silencio de muchos siglos.
Frente a nosotros, más o menos a tres kilómetros de distancia, estaba Heuhupen con su achatada cima y sus escarpadas laderas cubiertas de vegetación, salvo el sitio en el cual un deslizamiento de rocas había arrancado los árboles, peculiaridad que yo había observado en el viaje con Slim Jim. Las dos hijas de Heuhupen, menos importantes, se erguían a ambos lados de la madre. He olvidado sus nombres onas.
Continuamos el sendero pasando el lago Kami, en dirección a estas montañas. Después de uno o dos días, el cielo se encapotó y comenzó a llover. Mi tienda y los kowwhi de los indios estaban orientados del lado contrario al viento y frente al fuego. Uno se podía acostar o acurrucar en esos abrigos y, mantenerse relativamente seco, pero después de un tiempo, si el temporal no daba señales de amainar, resultaba fastidioso. A los dos días de incesante lluvia, mis compañeros onas empezaron a sospechar que Heunhupen, en señal de protesta por el ruido de nuestras hachas, había desencadenado los elementos en contra de nosotros
Hicimos todo lo posible por detener la lluvia. Salíamos de nuestros reparos de a uno de a dos o de a tres, blandiendo teas encendidas, gritando de modo burlón a la vez que amenazador los nombres de Mohihei y Kowkoshlh dos hechiceros muertos tiempo atrás, que una vez habían tenido el poder de atraer la fresca brisa del oeste que solía barrer la lluvia. ¡Pwhrah, Mohihei!; ¡Pwhrah, Kowkoshlh!, era nuestro grito. La palabra pwhrab se emplea para mofarse de alguien que ha hecho algo notoriamente tonto. Los nombres de Mohihei y Kowkoshlh se usaban siempre en ese orden, nunca Kowkoshlh primero. Al caer la noche los hombres quitaban las puntas de pedernal o de cuarzo de sus flechas y ponían en su lugar brazas especialmente preparadas. Disparaban luego con fuerza la flecha en dirección a la lluvia, con un grito de desafío agudo y salvaje. Al atravesar el espacio, este primitivo cohete se encendía por fricción describiendo en la oscuridad reinante una estela fugaz Y encantadora. Yo mismo, accediendo al ruego de los indios, disparé, dando el grito acostumbrado, dos o tres de mis preciosas balas, en la dirección apropiada, pero todos nuestros esfuerzos resultaron vanos.
No había en nuestro grupo ningún hechicero poderoso; Puppup no pretendía ser más que un mago de poderes muy limitados. Cuando se le pidió amablemente que prestara su colaboración. después de haber fracasado todos nosotros, respondió sonriendo:
-Goötn me ya. (No tengo voluntad, tengo pereza.)
Sin embargo, observaba el más leve indicio del Kenenikhaiyin, viento del oeste. Cuando creyó que se acercaba el momento, en forma muy digna, tornó un trozo de leña encendida, no una antorcha y repitió nuestras ceremonias con respecto a Mohihei y Kowkoshlh pero en gestos y gritos más salvajes que los nuestros, que no habían dado resultado.
A la mañana siguiente la lluvia cesó y durante algunas horas pudimos hacer un trabajo útil. Luego, en la tarde, Heuhupen se envolvió nuevamente en su manto y una vez más empezó a llover. Mohihei Y Kowkoshlh habían reaccionado ante el vituperio de Puppup y habían emplazado a Kenenikhaiyin pero Heuhupen era más fuerte que todos ellos. La sospecha que tuvimos en el primer aguacero se transformó ahora en certidumbre: Heuhupen, que en un tiempo fue una bruja, estaba descontenta con el ruido que hacíamos. Debíamos hacer un rodeo grande hacia el oeste. Nos llevaría a través de un terreno más quebrado y el camino a Najmishk sería mucho más largo; sin embargo. Halimink. Kankoat y los otros creyeron que era lo que correspondía hacer. Escuché atentamente sus argumentos, convencido de que yo no tenía derecho a ridiculizar, ni aun a ignorar sus antiquísimas supersticiones, así como ellos no tenían derecho a despreciar nuestras ceremonias religiosas y nuestras costumbres. Mientras los indios hablaban, yo pensaba para mis adentros que respondería si alguien en el futuro me preguntase el motivo por el cual no habíamos seguido el camino evidentemente mejor y mas directo. ¿Diría que las montañas habían protestado por el ruido de nuestras hachas y, desencadenado una fuerte lluvia, lo que nos había obligado a hacer un rodeo a fin de asegurarnos el buen tiempo?
No tenía ningún deseo de dar esa larga vuelta. Dije a mis compañeros que recordaba el caso de fuertes lluvias, no provocadas por el disgusto de las montañas con el ruido de las hachas, y les propuse volver a discutir el asunto al día siguiente.
Al despertarnos vimos una mañana espléndida. Una brisa fresca del oeste secó prontamente la humedad de las ramas. Esperé hasta que el sol estuviera bien alto y luego reuní a mis compañeros. Propuse que las mujeres transportaran el campamento al pie de Heuhupen, donde habíamos acampado ya otras veces y existía una agradable cañada. Mientras tanto nosotros nos acercaríamos a la montaña y empezaríamos a trabajar enérgicamente, como si no tuviéramos miedo de hacer ruido.
Les prometí que si volvía a llover, llevaríamos el camino bien hacia el oeste, si al contrario, cesaba la lluvia, sabríamos entonces que ésta llegaba por su propia voluntad, sin obedecer a los mandatos de Heuhupen. Después de una corta discusión, los indios accedieron de mala gana. Las mujeres trasladaron el campamento y nosotros tuvimos un día de intensa y ruidosa labor. No necesito decir con qué ansiedad miraba yo el cielo y la cumbre de Heuhupen no sólo ese día, sino también los siguientes. Afortunadamente, el tiempo continuó muy bueno Y todo salió muy bien.
SEPTIMO MENSAJE
INVOCACIÓN A OBLIMINK,
DE CARLOS VEGA LETELIER.
Oblimink es algo así como un «santo» protector de los Curanderos al que hay que invocar cuando se le necesita y quien, bien puede negarse a prestar ayuda al hechicero en apuros.
Cuando un curandero luego de entregar todos sus conocimientos no logra sanar al enfermo, declara su incapacidad invocando a Oblimink.
Al enfermo se lo prepara para la venida de Olimink convenientemente. Cierto es que éste viene si lo desea y sana al cliente si así lo quiere. También puede negarse.
Cómo decíamos, al enfermo se le embadurna con sangre que, por lo general se obtiene del guanaco; pero como la sangre siempre es escasa se adiciona con algunas donaciones voluntarias que los parientes y amigos obtienen de rasguñarse las piernas y el pecho y reventándose las narices.
El curandero, presintiendo la a presencia de Oblimink hace una ceremonia en la que baila y canta. Si el enfermo se recupera y sana, todos dan las gracias a Oblimink.
El «Kon» es el brujo del grupo. A veces hereda la profesión de su padre, otras se convierte en tal por sus propios méritos la muestra de sus conocimientos y su poder para comunicarse con los espíritus.
Lleva una diadema, por lo general blanca. Usa el cabello y la piel con una grasa previamente derretida la que le da un brillo y palidez característicos.
Los kon hacen creer que las enfermedades, cuake en lengua ona, se producen por cuerpos extraños que son necesarios de sacar. Ellos los extraen en aparatosa ceremonia; por lo menos es lo que hacen creer a su grupo. Son habilísimos prestidigitadores.
OCTAVO MENSAJE
KUAÑIEP, DRAMA MITOLÓGICO FUEGUINO EN TRES ACTOS Y DOS CUADROS.
DE LEONOR MARÍA PIÑERO 1975.
ESCENA VII
Yarken: No he podido matar a Kollié. Se ha transformado en ave de blanco pecho y negras alas… Desde hoy volará por las costas… Anunciará la tormenta que viene del mar.
Tolkar: Alaksh ya no es Alaksh… es ave que nada en el lago. Apenas volará. Sus hijos serán alimento para los hijos nuestros que vendrán.
Taalke: Juhuin tenía mi afecto… No quería matarla. Ahora es grande ave blanca de negro cuello que suavemente va por el lago. En la era suave… Mi arco no quería matarla.
Konapiol: Korniké mi hija, tampoco murio. Pena me da el que sus hijos vayan a ser presa del shelknam cazador. Su carne será deleite de muchos. Yo tampoco quería matarla…
Yarken: Nunca más volverán a ser lo que fueron. Sus labios no dirán el secreto que siendo naas tuvieron.
Konapiol: Sobre la muerte se alza la vida.
Taalke: Aquí yacen muchas naas muertas, señala al suelo; ya sin latido tienen el corazón.
Tolkar: Nuestra condición de hombre vengada está. Allá atrás de la noche comenzará la tierra a ser nuestra.
NOVENO MENSAJE
KUÁNIP Y SUS DOS MUJERES, DE ARNOLDO CANCLINI.
Dicen que Kuánip heredó de su padre un apetito sexual incontrolable le bastaba ver una mujer para desearla, y podía poseerla desde lejos gracias a su pene gigantesco. Cuentan que a menudo se lo veía en la playa mientras las muchachas capturaban los peces varados entre las rocas; entonces se acercaba a alguna por detrás y la penetraba sin su consentimiento. Los onas no aprobaban su conducta. Pero, ¿quién podría oponerse a Kuánip?
Un día el héroe se enamoró de Kokerche y quiso casarse con ella. Pero la joven era muy tímida y se negaba a la unión mientras el Sol permaneciera en el cielo, porque tenía vergüenza de la mirada de Krren. Entonces Kuánip recurrió a sus poderes y logró que la Luna atrajera al Sol hasta hacerlo desaparecer en el horizonte, y así fue como Kokerche accedió a ser su esposa.
Durante un tiempo Kuánip y Kokerche fueron muy felices, pero más tarde la lujuria de Kuánip lo hizo desear una mujer más joven y se fijó en la hermana de su esposa, la delicada Oklta. Pero Ochrichen, el hermano de las dos mujeres, se opuso a estos amores. Entonces Kuánip, exaltado por el deseo y furioso con su cuñado, apeló nuevamente a sus poderes: convirtió a Ochrichen en Lechuza Nocturna y lo condenó a vivir escondido entre los árboles, sin ver al sol y alimentándose de insectos Y ratones.
Su mala acción le, acarreó el rechazo de Oklta, que comenzó a odiarlo. Pero Kuánip no aceptaba que nadie contrariara sus deseos, y forzó a la muchacha a satisfacerlo. Pese a todo, ella seguía eludiéndolo, lo cual enojaba mucho a Kuánip quien en un arranque de furia, la maldijo: -¡Por no quererme, perderás tu hermosura! ¡serás fea! ¡volarás como los pájaros pero no tendrás sus bellas plumas! ¡Saldrás sólo de noche y el que te vea se enfermará y morirá! ¡Todos te tendrán miedo! -Y así diciendo transfonnó a Oklta en un murciélago, ese animal extraño, mensajero del mal.
Sin embargo, la desgracia de la joven no duró demasiado: otro héroe ona se compadeció de ella y la convirtió en una hermosa cascada que arrastró mucho tiempo la nieve de las cumbres, hasta que le llegara la hora de partir hacia el Cielo.
DÉCIMO MENSAJE
EL ONA SILCHA,
DE RICARDO ROJAS.
La otra noche alarmóse Ushuaia por unos ruidos en el Monte Olivia, acompañados de nube y chispas cerca del campamento de los penados que están abriendo allí una picada. Vinieron del campamento a avisar a la policía, muy sobresaltados, porque se creyó un fenómeno volcánico eso que, probablemente, sólo era brusco deshielo con avalancha de piedras. Pasada la medianoche, partió la policía a ver lo que allá ocurría, y como necesitaban un baqueano, la expedición se lo llevó al ona Silcha, para que los guiara en la selva obscura donde debían andar.
Fue aptitud de la raza el presentir los vientos conocer los rumbos, ver en la noche del monte. Silcha conserva esas virtudes hereditarias nacidas en la antigua intimidad de la naturaleza, que hizo del ona la conciencia viviente de su paisaje. Silcha, uno de los pocos onas que sobreviven, es agente de policía.
Al oír las crónicas de lo ocurrido, quise conocer a este ona civilizado, y ayer conversó conmino. Silcha en persona un gigantesco mocetón. Vino a mi pedido, con venia de su propio jefe, que me lo mandó para que yo lo conozca a uno de los últimos representantes de la raza. Hay otros dos agentes indios en la policía local y también he platicado con ellos. El uno se llama ‘Thomas y parece mestizo de yaghán, el otro se llana Garibaldi por la había de ese nombre que hay en el Beagle. Pero Silcha es ejemplar de más pura raza.
Es un joven bien proporcionado. Calza botas y viste el uniforme gris de su empleo; vestidura que realza la estampa airosa y el gesto militar. Su rostro es moreno. Me sorprende la desenvoltura de sus ademanes, la corrección de su saludo. Cuando ha entrado en mi habitación le ofrezco una silla, pero no la acepta, permaneciendo de pie en señal de respeto. Observo la elegancia con que mantiene la gorra en la mano izquierda, mientras con la derecha accionaba garbosamente. Sus ojos negros, de mirar agudo son ligeramente oblicuos, bajo el encapotado párpado. Su gesto es expresivo, su voz varonil.
“¿Y está contento con su empleo?”
Sí señor. El jefe me aprecia y el gobernador dice que va a hacerme dar un lote fiscal para cuando me case.
¿Y tiene mucho trabajo en la policía?
No. Señor, esto es muy tranquilo. Ni en la casa de mujeres hay, pelea. Borrachos, tal vez haya, pero no dan trabajo. Si toman será en sus casas. Toda es aquí gente buena.
A preguntas mías, Silcha va refiriéndome su historia y la de su gente. Su padre murió cuando él era niño, pero su madre vive aun. Pero está y por lo que recuerda de su infancia. y por lo que oyó a los ancianos, conoce las tradiciones. Tiene 24 años y vivió hasta los 14 en el ambiente de la tribu, alcanzando a iniciarse en el Klóketen. Conoció el «colegio» del jaind que inicia al púber en el poder de su sexo y le da jerarquía para gobernar a las mujeres. Así describióme los animales dionisíacos evocados por el maestro iniciador y las pruebas de ayuno, soledad y trabajo que él mismo soportó en el bosque para graduarse de varón, al llegar a la edad viril.
Este ona sobreviviente aprendió por sí mismo a leer y es aficionado a los libros. Le muestro en el libro de Agostini una lámina en color de la filesia buxifolia y al ver sus campánulas rojas, las reconoce emocionado le muestro el libro de Carlos Gallardo, en que hay retratos, y reconoce a Anneken, a Kitemink, a Alepen, y me pregunta si no será ese libro uno en el cual, según oyó decir, está el retrato de su madre. La busca entre los retratos, pero no esta en ese libro su madre.
Como tengo a la mano un vocabulario, lo interrogo sobre él cuerpo se dice choo, ojo, otrr; boca, shem, labios, chai; cabeza de hombre, calits, cabeza de mujer, maal, cielo, sohn, guanaco, pohn, invierno, yashiken, hijo, laal, mi esposa, yi naa, mi madre, yi amm… Después traduce algunas frases:
Vamos al norte,
Koor uomshka chen yekura.,
La carne está podrida,
Kar kuachen yeper.
El sol esta hundiéndose ahora
Kan warrpen kren
No siempre su prosodía coincide con las grafias de aquel vocabulario, porque el ona tiene sonidos que no corresponde a nuestras letras. Además, Silcha casi no practica su idioma, porque alterna con yugoslavos o españoles y, más corrientemente usa el idioma castellano. Es un hombre inteligente, que entiende las cosas con rapidez y las explica con claridad. Para que yo entendiese lo que era el khon, le llamaba «doctor», y al chaan, «medium», y al jaind «colegio». Con los nombres indios de la luna, el sol, los árboles, los pájaros, los lobos, las nubes, va pintándome la tierra del Onaisin, y luego me cuenta muchas cosas de los mitos antiguos, que aprendiera en su infancia Y de la medicina india de cuya magia tenía experiencia personal.
Cuando vivió en Río Grande, siendo entonces adolescente, amaneció cierto día con un punzante dolor en el hombro, el brazo inmovilizado; llamaron al médico indio que le dio unos masajes, en la choza junto al fuego, mientras decía algunas raras palabras, de pronto, sacóle del hombro un bulto vivo y velludo como un ratón, que arrojó inmediatamente a las llamas, y aquella cosa estalló como un cohete. Al siguiente día, Sílcha estaba sano, el dolor había pasado y el brazo había recobrado su movimiento.
Dejo ahora de lado estos embelesos de la superstición antigua, y sólo quiero atenerme a la estampa de Silcha y a su inteligencia natural. Me dicen que en Harberton hay una mujer ona que mide un metro noventa de estatura. Si tales eran los onas, ¿por qué han desaparecido?. ¿ Por qué no se organizó un plantel con ellos para mantener tan noble raza?¿ Por qué su brusca extinción coincide con el período de las misiones y de la autoridad argentina en el Onaisín?
UNDECIMO MENSAJE
CAUSAS POSIBLES DE EXTINCIÓN DE LOS INDIGENAS DE TIERRA DEL FUEGO
DEL PADRE LINO DEL VALLE CARBAJAL
Causas exterminatorias
Patológicas: Tuberculosis y sífile (sic), esterilidad de la mujer, viruela y sarampión, otras enfermedades, el rapto de mujeres.
Sociológicas: Sufritores (?), los exterminios hombres y niños, las autoridades.
Bélicas: guerra de raza guerras intestinales, venganzas, crímenes diversos, la muerte violenta con armas de fuego, la captura y dispersión de niñas y adultos.
Económicas: despojo de propiedades, vida errante, territoriales interés en salirlos de la tierra, miseria vergonzante, falta de hábitos de trabajo, ignorancia.
Psicológicas: desgastes.
Físico Morales: Por los esfuerzos en moderar o excitar profundamente los jóvenes salvajes, en contener el terror continuo y la admiración profunda, en ajustarse a la virtud y justicia aconsejada, en comprender y practicar la nueva religión, en adquirir hábitos de trabajo.
Intelectuales: Por los esfuerzos en pensar y reflexionar sobre el perder de los derechos, costumbres, injusticias y atropellos de los civilizados, en aprender los medios literarios del conocer, en darse cuenta de las armas e instrumentos de trabajo.
Generales: Desgaste íntimo psicofísico y de generación fisiológica producida por los esfuerzos mentales y morales; el contacto con los civilizados; el cambio de costumbre; la falta de higiene, las enfermedades epidémicas, la guerra; falta de recursos económicos y «Morales».
Pero todos estos malos han tendido y tienden a extinguir esas pobres razas, no se han empleado para contrarrestarlos sino un sólo medio: las misiones, sin recursos ni amparos, ni prerrogativas alguna.
Se han dictado muchas leyes hasta para evitar la extinción de algunas especies animales; como las avestruces, los lobos marinos, los pingüinos, pero ninguna especial para evitar la extinción de los fueguinos.
Es tiempo que los gobiernos estudien este punto, haciéndolo meditar por hombres de corazón e inteligencia que quieran consagrarse a la salvación de una raza humana, que la ignorancia mas que el estudio de ella, ha hecho pasar por la más atrasada del orbe.
No pudiendo en este informe concretar toda mi opinión, sobre los medios que podrían emplearse para conjurar esos cúmulos de aciagos males que gravitan sobre los indígenas australes, sólo me permito indicar la conveniencia de formar una Comisión ad hoc para estudiar esas causas y proponer lo mas pronto posible los medios que puedan disminuirlos o desterrarlos en parte.
Proveyendo alguna disposición inmediata, me apresuro a observar que creo insuficiente los dos elementos locales con los cuales puede contarse para la salvación de esas razas.
Estos dos elementos son las autoridades y las misiones Católicas y Anglicanas.
Pues bien, ninguna de las dos, ni aisladas ni juntas podrán mejorar la suerte de los indios que cuentan y los obstáculos que hallarán sin leyes que justificarán sus procedimientos.
VIAJE AL PAIS DE LOS ONAS TIERRA DEL FUEGO POR RAMON LISTA
Estoy por fin en la Tierra del Fuego, y experimento una emoción profunda, mezcla de ávida curiosidad y de satisfecha ambición. De un lado está la nave que representa la vida civilizada y que me ofrece todo género de comodidades, hacia el sud se extiende lo desconocido, el desierto sin caminos, la esfinge a quien vamos a interrogar.
Al pie de una cascada bulliciosa, sobre la playa de cascajo, están alineados los soldados y esperan mis órdenes.
Hago reunir las mulas y trepando la barranca de la costa, establezco mi primer campamento en un pequeño cañadón con abundante pasto y diseminados matorrales espinosos.
EL 22
El viento aumenta de fuerza, siendo imposible toda comunicación con el Villarino que zarpa al oscurecer para buscar abrigo sobre la banda opuesta de la bahía. Llueve a intervalos.
En los fogones los soldados charlan y toman mate, sin preocuparse en lo más mínimo de los peligros que tal vez nos rodeen. Para algunos, los indios que habitan la isla son un aliciente y manifiestan deseo de hallarse cuanto antes con ellos, no para batirlos, que muy poco caso hacen de sus aptitudes guerreras, sino por mera curiosidad, pues ha circulado en el vivac la noticia de que se comen las viejas y desean adquirir la certidumbre de tan extraña costumbre.
Los más letrados refieren que los onas son enanos, que tienen cola y viven bajo la tierra. Yo, escucho tan alegres inventivas y trato de conocer el carácter de los veteranos que van a ser mis compañeros de muchos días. En su mayor parte son hombres jóvenes, robustos, y animosos. La vida de campaña les agrada en alto grado, y ansían que llegue el momento de marchar al interior. El capitán que los manda es un arrogante oficial, formado en la guerra contra los indios de la Pampa.
LA NOCHE ES OSCURA,
Y el viento silbante apaga las voces y arrebata las cenizas de los fogones. Un solo soldado vigila el campamento.
Trato de dormir pero el sueño huye de mis ojos, y bajo la influencia de la hora y de antiguas lecturas. La isla austral aparece ante mi imaginación como un escollo desamparado, como una tumba de bajeles. la oscuridad se desvanece rápidamente y con los primeros albores de la mañana vuelven a brillar los fuegos del vivac, casi apagados.
Aguijoneados por la curiosidad, los soldados pónense en movimiento: unos observaban la bahía enorme napa grisácea, que el viento espolea con furia creciente, otros trepan las colinas que rodean el campamento y con ojos de águila registran el horizonte meridional, que poco a poco clarea y se dilata, en medio de la soledad y del silencio del desierto.
EN LA TARDE
Bajo un fuerte vendaval regresa el Villarino a su primer fondeadero, y después de algunos momentos vemos dos de sus embarcaciones que se dirigen hacia la playa, luchando, contra el revuelto oleaje que las aparta de su rumbo e impele sobre negruscos, poliédricos peñascos. que por primera vez contemplo en un recodo de la ribera inexplorado cuya línea sinuosa se desenvuelve como una muralla ciclópea, derruida por el tiempo.
Mientras yo observo con creciente ansiedad la lucha entre hombre y el líquido y traidor elemento los soldados acuden presurosos a la costa, con cuerdas y lazos para prestar auxilio, en caso necesario a los marinos en peligro. Felizmente, pocos momentos después quedan los botes al abrigo y con las últimas mulas de la expedición, llega a tierra el Piloto Carbonetti quien por cumplir con su deber ha estado a punto de ahogarse con todos sus compañeros.
EN ESE TIEMPO
Los indios onas se han acercado al campamento pero al ser sentidos por los centinelas, huyen precipitadamente incendiando al paso el campo a nuestra derecha.
Corno es natural, este incidente origina gran alarma en el campamento y a fin de estar listos para repeler cualquier ataque he mandado cargar las armas y redoblar la vigilancia en las inmediaciones del cañadón, que en lo sucesivo se llamará de los Expedicionarios.
Habiendo calmado el viento ya cerca de oscurecer, el Comandante Spurr envía a tierra con el cirujano, el resto de las ovejas, algo útiles y todos los víveres de la expedición, siendo estos últimos desembarcados en baja marea, sobre la playa distante, que rápidamente ha ido quedando en seco.
LLEGÓ LA MEDIANOCHE
La tropa se ocupa aún en el transporte, a hombros, hasta el pie de la barranca, de los ochenta o noventa cajones y bolsas que contienen las provisiones y enseres de viaje.
Es una tarea por demás penosa y no sin peligros. Yo la dirijo personalmente, y el Capitán Marzano alienta con sus voces a aquellos incomparables soldados, valientes, sufridos, dispuestos siempre a toda clase de sacrificios y fatigas, héroes modestos que han ilustrado con su sangre vertida a torrentes sobre la caldeada Pampa la historia militar de la caballería argentina.
ANTES DE AMANECER
Alunos espías onas se han acercado a observar el vivac. ¡Qué sorpresa para los salvajes el ver, en medio de la oscuridad más bien que hombres, seres fantásticos, chapaleando los charcos de la playa, alumbrados débilmente por la luz tenebrosa de los candiles improvisados!
LAS PRIMERAS HORAS
De la mañana han sido dedicadas al descanso, y al medio día mando practicar un reconocimiento militar en dirección a un erguido cerro, que destaca sus perfiles irregulares hacia el horizonte del sudoeste, ligeramente ahumado por reciente incendio que han producido los indígenas. y que bien puede ser, la señal de alarma para las distintas tribus diseminadas sobre ambas riberas de la bahía.
EN LA ULTIMA HORA
De la tarde regresa la partida de reconocimiento con el parte de no haber ocurrido novedad durante la marcha, aunque ha hallado, en el trayecto algunos toldos, abandonados de mucho tiempo atrás.
NOVIEMBRE 25
En el deseo de inquirir personalmente el paradero de los indios hoy a las 7 de la mañana salí del campamento con el Capitán y diez soldados haciendo rumbo al citado cerro.
Después de una marcha de des horas, al paso y al trote, cruzando cañadones y sinuosas lomadas, descubrí una toldería que recién habían abandonado los indios, pues ardían aún sus hogares.
Los toldos, consistentes en unos hoyos o nidos de 3 a 4 decímetros de profundidad, cubiertos en parte de yerbas desmenuzadas, y resguardados al viento por cueros de guanacos, sin pelo, sostenidos con bastones de madera dura, nos detuvieron un instante. Había en ellos algunos utensilios de cocina, sacos de cuero con pedernales y pinturas, y otras chucherías que no merecen mención.
Los rastros de los onas iban del sudoeste, en zig zag y claramente impresos. Violos uno de los soldados que pasa por «rastreador», entre sus compañeros, y dijo al punto: “Allí no más están. detrás de la loma”.
Nos lanzamos sobre la pista. Y antes de una hora vimos a los salvajes, en un cañadón al sud del cerro que nos sirviera de guía.
En la persecución, éstos fueron arrojando sus quillangos, y hasta abandonaron una criatura, que alzó un soldado y puso sobre la grupa de su mula.
Los onas detenidos desplegaron en semicírculos tras un espeso matorral espinoso, por cuyo centro corre un arroyito. La oposición había sido bien elegida para resistir nuestro ataque; y sin más ni más rompieron las hostilidades, disparando sus flechas sobre la tropa, que, a pie, fatigada y en cumplimiento de mis órdenes, se mantenía simplemente en la defensiva, pues mi propósito era el de desarmarlos y conducirlos al campamento, para que por medio de regalos, propiciarme su buena voluntad, y, obtener entre ellos un guía que me llevase a través de la isla.
Viendo que continuaban en su actitud guerrera, mandé hacer fuego sin dirección. para intimidarlos, pero ellos contestaron arrojando nuevamente sus flechas, una de las cuales hirió levemente a un soldado, cerca de la tetilla derecha.
Enseguida se ocultaron en el matorral, y de allí nos provocaban con gritos airados.
Intenté desalojarlos; incendiando su guarida, pero en ese mismo instante cayó un fuerte chubasco de granizo y lluvia, que impidió mi propósito.
Volvieron a arrojar sus flechas los salvajes y a favor de la ligera neblina formada por la lluvia dos de ellos echaron a correr cuesta arriba de una elevada colina a retaguardia del matorral, no siendo posible darles alcance ni en mula pues corrían como guanacos, fuera de que, numerosas cuevas de tucu – tucus entorpecían cada paso de los perseguidores.
Quedamos algunos instantes a la expectativa, en la esperanza de que los indios se entregaran; pero siguieron en su actitud enconada; y como la noche se aproximaba y era necesario a toda costa apoderarse de esa gente, por la seguridad misma de la expedición, di la señal de ataque, sable en mano: el capitán iba a la izquierda, con tres hombres, yo en el centro, y el resto de la tropa a la derecha. Los indios nos recibieron con una granizada de flechas y cuando salvaba el capitán las primeras matas, cayó herido de un flechazo cerca de la témpora izquierda. No obstante, prosiguió el combate con el mismo ímpetu y después de algunas descargas de carabina el matorral quedó en nuestro poder, y sobre las zarzas veintiocho muertos, entre ellos un ona atlético, el jefe, quien en lengua tzóneka había repetido durante el combate, la palabra corrge (cacique), retándonos tal vez a un duelo singular.
Como habían quedado en poder de la tropa algunos prisioneros y heridos, dispuse nuestro inmediato regreso al campamento, donde el cirujano practicó en el acto las primeros curaciones, reconociendo prolijámente la herida del capitán que ha resultado, felizmente, no ser de mucha gravedad.
(El Sueñero, mensuario de letras. En el Diario del Sur Argentino, “El Sureño” 25/11/01)
25 DE NOVIEMBRE DEL 2002
PARA VERNET EL RADICALISMO ES UN PARTIDO DE CAGONES
En consonancia con la apostada hecha por el senador Jorge Colazo, quien se avergonzara públicamente de ser radical, Vernet enrolado detrás de aquel, dice que la Unión Cívica radical debeb dejar de ser un partido de cagones y un concurso de mudos que se expresa a través de solicitadas, pagadas en algunos medios. Para el legislador, estos son los que tienen miedo a las urnas, e incluyó en tal concepto a los que reformaron la carta orgánica con el único objetivo, según su punto de vista de proscribir a Colazo. Anunció que citará al ministro de Economía para que diga de donde obtuvo el dato de la deuda pública aún no certificada, de mas de 600 millones de pesos. (Anuario 2002, Provincia 23).
25 DE NOVIEMBRE DEL 2002
ELIGIÓ A LAS MUJERES
MARTIN ANUNCIO SU CANDIDATURA
El intendente Martín se presentará nuevamente como candidato en las próximas elecciones. Intentará continuar en la gestión que desempeña actualmente, tal como lo anunció durante una cena realizada la noche del jueves. (Anuario 2002, Provincia 23).
25 DE NOVIEMBRE DEL 2002
RALLY DE LOS LAGOS
Ayer domingo desde las 10 de la mañana se puso en marcha el III Rally de los Lagos en Mountain Bike, evento organizado por la Asociación Ciclística Gregorio Romero. La competencia se largó desde las inmediaciones de la hostería Petrel y culminó en la Hain del Lago.
CLASIFICACION GENERAL:
1° Diego Enriquez, Elite Mendoza, 2° Walter Acuña, Elite Ushuaia, 3º Nicolás Benavidez, Juvenil Ushuaia, 4º José Toranza, Master “A” Río Grande, 5º Ricardo Anríquez, Prejuvenil Río Grande, 6º Nolberto Gutierrez, Master “A” Ushuaia, 7º Cristian Aguilera, Prejuvenil Río Grande, 8º Raúl González, Master “B” Ushuaia, 9º Ricardo Acosta, Master “A” Río Grande, 10º Mauricio Nuñez, Juvenil Río Grande, 11º Francisco Zamora, Prejuvenil Río Grande, 12° Ariel Contreras, Elite, Ushuaia, 13° Fernando Contreras, Elite, Río Grande, 14º Sebastián Ingleses, Sub 23 Ushuaia, 15º Gustavo Sommariva, Master “B” Río Grande, 16° Henry Cárcamo, Elite, Río Grande, 17º Osvaldo Giménez, Master “B” Ushuaia, 18º Damián Aguilera, Prejuvenil Río Grande, 19º Rodrigo Ponce, Juvenil Ushuaia, 20º Adrián Sangiovanni, Master “A” Río Grande.
(Tiempo Fueguino y El Sureño, 25/11/02).
25 DE NOVIEMBRE DEL 2002
CLASE 2 PROVINCIAL
EL TURNO DE ZULIANI QUE GANÓ POR PARTIDA DOBLE.
Jorge Zuliani con Fiat 147, ganó ayer la 14ta y 15ta. Fecha de la Clase 2 Provincial que se corrió en Tolhuin, Marcelo Liporace estiró las diferencias en el campeonato, ahora le lleva 30 puntos a Gustavo Nava y cada vez está más cerca de alcanzar el título, cuando solamente faltan dos carreras para el final de la temporada.
(El Sureño, 25/11/02).