Homenaje a 10 años de la muerte del “Cura Gaucho”

Este jueves el Municipio de Río Grande llevó a cabo un sencillo y merecido acto de homenaje al padre José Zink a diez años de su fallecimiento en un accidente automovilístico en el ingreso norte a Chacra II.

En el lugar, el Municipio dispuso un enorme cartel triangular con iluminación con tres imágenes del ‘Cura Gaucho’, cada una de las cuales se puede apreciar desde distintos sentidos de circulación, y que pretende rendirle un homenaje al ciudadano ilustre.
El evento se desarrolló en el mismo lugar donde ocurrió el accidente el 3 de julio de 2004, cuando el vehículo Land Rover que guiaba el querido sacerdote, embistió a un camión.
Este homenaje fue encabezado por el intendente Gustavo Melella, quien fue acompañado por los concejales Alejandro Nogar, Esteban ‘Chiquito’ Martínez y Laura Colazo; los secretarios Paulino Rossi (Gobierno), Federico Runín (Finanzas), Jorge Coldorf (Obras y Servicios Públicos); además de los subsecretarios Federico Greve (Relaciones Laborales y Personal) y la doctora Margarita Gayá (Salud); el presidente y el vicepresidente de la Cámara de Apelaciones, doctores Julián De Martino y Walter Tabarez Guerrero; el presidente del Centro de Veteranos de Guerra ‘Malvinas Argentinas’, César Atilio González; alumnos y ex alumnos de la Escuela Agrotécnica Salesiana; socuts de la organización Padre Zink y público en general.

“El Padre Zink siempre fue un buen hombre y un gran cura”

El intendente Gustavo Melella confió que “nos embargan dos sentimientos, por un lado la pérdida de una persona que toda la ciudad de Río Grande quería mucho y él quería mucho a la ciudad de Río Grande, pero también la alegría de poder recordarlo así en esta gigantografía a alguien te esperaba con alegría, con un mate, con una sonrisa, con una solución; alguien que quería mucho a los vecinos, que se alegraba de ver los vecinos que iban a La Misión o cuando él iba a bendecir a alguien, a bautizar o llevar la unción de los enfermos”.
El Jefe comunal en el mismo sentido destacó que “si había alguien muy querido en nuestra ciudad, era el Padre Zink; entonces, lo menos que podemos hacer es recordarlo y aprender”.
También observó que la despedida del padre Zink convocó a la movilización más grande que tuvo la ciudad en su historia hasta el presente. “No recuerdo un velorio, ni un acompañamiento, ni un encuentro tan multitudinario como tuvo la despedida del Padre Zink, con muchos chiquitos llorando, gente grande, jóvenes; más allá de La Misión, todos los vecinos, por eso era lindo ver acá a vecinos que sabemos que lo querían mucho a él y recordarlo. Cuando uno se refiere al padre Zink habla bien, siempre”.
“Los que convivíamos diariamente con él jamás lo vimos triste, más allá de algún enojo porque perdió River, su equipo de fútbol, o porque iba a cazar castores y no le pegaba a ninguno, cosas así. Había momentos cuando rezábamos por la mañana y él escuchaba algún mensaje al poblador rural y pegaba un grito de alegría porque era algún conocido de él y lo mismo cuando alguien estaba mal, el padre Zink se acercaba con un mate, una palabra de aliento o un chiste. Siembre la alegría afloraba de él porque siempre fue un buen hombre y un gran cura”.
En tanto similares conceptos vertió el concejal Esteban Martínez quien fue alumno de esta institución salesiana. “Es un echo emotivo para todos los riograndenses y para los alumnos de Don Bosco con mayor razón, recordar la partida del querido padre Zink pero. El recuerdo y el espíritu están presentes en los corazones y mentes de todos nosotros y está vivo porque se manifiesta con los permanentes actos para recordarlo”.
El ex Intendente de la ciudad también dijo que “los que hemos convivido con él tantos años tenemos los recuerdos permanentes de su forma de ser, de su bonhomía; de verlo en los desfiles, de haber estado siempre en contacto con los más humildes, con la gente de campo, iba a hacer la Misa a las estancias y llevaba esa impronta gauchesca que siempre lo caracterizaba”.