Jorge Argüello, el nexo argentino para la llamada entre Donald Trump y Alberto Fernández
El presidente electo Alberto Fernández tuvo su primer diálogo con Donald Trump. Fue este viernes a la tarde antes de viajar a México para reunirse con Andrés Manuel López Obrador. El llamado lo gestó la embajada que conduce Edward Prado, pero por iniciativa directa de la Casa Blanca. Del lado argentino, estuvo al mando del contacto el ex embajador argentino en Washington, Jorge Argüello, uno de los hombres de política exterior del riñón de Fernández y funcionario de Tierra del Fuego, a cargo de la Secretaría de la Cuestión Malvinas.
Según el comando del presidente electo, Trump llamó a las 17 a Fernández para felicitarlo por el triunfo del domingo pasado. Ambos tuvieron un diálogo breve pero cordial, traducción mediante.
El llamado lo gestó la embajada que conduce Edward Prado, pero por iniciativa directa de la Casa Blanca. Del lado argentino, estuvo al mando del contacto el ex embajador argentino en Washington, Jorge Argüello, uno de los hombres de política exterior del riñón de Fernández.
“Felicitaciones por la gran victoria. La vimos por televisión”, comentó el mandatario estadounidense quien además le transmitió: “(usted) va a hacer un trabajo fantástico. Espero poder conocerlo inmediatamente. Su victoria ha sido comentada en todo el mundo”, indicó luego una gacetilla del equipo de Fernández.
Durante la conversación telefónica, dijeron, que el presidente electo mantuvo desde sus oficinas de la calle México, en San Telmo, Trump aseguró haber instruido a su equipo en el Fondo Monetario Internacional para ayudar a la Argentina. “He instruido al FMI para trabajar con usted. No dude en llamarme”.
En la gacetilla que transmitió a la prensa el equipo del presidente electo, se informó que Fernández le transmitió a Trump su intención de mantener “una relación madura y cordial” alrededor de “muchos temas comunes en el marco de una situación compleja en la que Argentina necesita ayuda”. “Tenemos que hacer cosas juntos”, le dijo Fernández a Trump.
El gesto de Trump, cinco días después de las elecciones en las que el candidato del Frente de Todos se impuso sobre el presidente Mauricio Macri, tiene alta resonancia, ya que el magnate republicano es sido amigo y un fuerte aliado de Macri desde que asumió en enero de 2017. Su voz, en ese sentido, fue fundamental para destrabar el rescate financiero del FMI a la Argentina.
Además marca una clara intención de la Casa Blanca de continuar con la política de alianzas que mantuvo Washington con la administración de Cambiemos (ahora Juntos por el Cambio), pese a las declaraciones con las que Fernández buscó diferenciarse. Estando en España, el ex jefe de Gabinete K sentenció que quería una relación “madura”con Estados Unidos pero sin dependencia. Y además manifestó en todo momento que quería sacar a la Argentina del Grupo de Lima, bloque que mantiene presión sobre el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela.
El secretario de Estado Mike Pompeo fue el primero en saludar el triunfo de Alberto F. esta semana. En un comunicado, también habló de los valores compartidos, como la democracia y el estado de derecho entre su país y la Argentina.
Pero rápidamente llegaron otros mensajes. En esta semana, un vocero del Departamento de Estado urgió al gobierno electo para que permanezca dentro del Grupo de Lima, que es uno de los puntos de alianza política que se crearon con Estados Unidos.
También, el titular del Tesoro estadounidense, Robert Mnuchin, recordó en una entrevista con la agencia Reuters que “Argentina tiene un compromiso con el FMI” y que su expectativa era que “este gobierno cumpla con ese compromiso”.
Para Washington, Venezuela es un tema más que sensible. Incluso, hace unos meses, en plena campaña electoral, un funcionario de Washington le dijo a esta cronista que México podía salirse del Grupo de Lima -Enrique Peña Nieto sumó a su país a este club pero AMLO se salió- porque la agenda con ese país tenía “muchísimas otras prioridades”, empezando por la cuestión de la inmigración. Argentina no tiene ese margen porque la agenda es mucho más reducida.
Otras fuentes consultadas han señalado que también siguen con mucha atención el mensaje y lo que ocurrirá durante la cumbre del Grupo de Puebla que se va a desarrollar en Buenos Aires entre el viernes 8 y el domingo 10.
El presidente electo Fernández la va a inaugurar en el Hotel Emperador, de Buenos Aires. La organiza el chileno Marco Enríquez-Ominami, negociador diplomático del albertismo.
De ese encuentro de la izquierda latinoamericana que se asume como corriente progresista, temen las mismas expresiones anti-estadounidenses de la contracumbre al ALCA que se hizo en presencia de George W. Bush, de Mar del Plata, en 2005, cuando gobernaba Néstor Kirchner. Con la venia del fallecido ex presidente, la capitanearon Hugo Chávez y Lula da Silva. También estuvo Diego Armando Maradona, como personaje de color.
Esta semana, el vocero del Departamento al que se le preguntó por el Grupo de Lima y la Argentina también se lo abordó sobre la presencia de Cristina Kirchner en la fórmula con Alberto F. La vice presenta electa tuvo fuertes choques con la administración de Barack Obama y su marido Néstor Kirchner con la de George W. Bush. Contestó que lo sabía y remató: “Buscamos trabajar con la administración de Alberto Fernández”.