Las redes de trata buscan quedarse con el negocio narco en el sur
Conforma a una investigación del diario La Nación, organizaciones delictivas conformadas por ciudadanos dominicanos acrecentaron su poder en la patagonia “hasta tomar el control de trayectos claves dentro de las rutas del narcotráfico y la trata de personas”. Estos grupos criminales se dedican ahora al tráfico de drogas porque ya habían logrado hacer pie en el sur argentino y diseñaron un complejo circuito ilegal de postas en ciudades y rutas específicas para traficar y explotar mujeres migrantes.
El circuito -útil para el narcotráfico por extenderse por varias provincias- se activa cuando engañan a jóvenes en la República Dominicana, que son enviadas a la Argentina, donde quedan retenidas hasta ser entregadas a otras bandas locales que regentean prostíbulos clandestinos en el sur, donde las mujeres explotadas sexualmente son transferidas de ciudad en ciudad hasta que su rastro se pierde. Esos grupos buscan quedarse también con el negocio de la venta de drogas.
El mes pasado, agentes de la Gendarmería Nacional interrumpieron las actividades de una banda mixta de argentinos y dominicanos que enviaban cocaína desde Formosa hasta Tierra del Fuego. Durante ese procedimiento en Río Grande fue interceptado un cargamento de siete kilos de esa droga, que estaba escondida en una falsa encomienda. En la misma ciudad, la Prefectura Naval desplegó este mes varios operativos que culminaron con la captura de una narcotraficante dominicana perteneciente a otra banda.
A su vez, durante marzo de este año, y luego de cinco allanamientos realizados en la ciudad de Comodoro Rivadavia, Chubut, y en varias localidades del norte de Santa Cruz, la Justicia desarticuló otras dos bandas diferentes que estaban bajo el comando de ciudadanos de origen dominicano y se incautaron al menos tres kilos de diferentes drogas.
En febrero de este año, funcionarios del gobierno de Tierra del Fuego habían confirmado la presencia de bandas de narcotraficantes dominicanos en esa provincia, donde incluso se detectó que migrantes de ese país han sido baleados o atacados en presuntos ajustes de cuentas.
En los allanamientos realizados en el sur argentino contra bandas controladas por ciudadanos dominicanos se han incautado armas de fuego, miles de dólares, vehículos de alta gama y droga que suele llegar en ómnibus de larga distancia, mediante un sistema de postas; la cocaína es transportada por mulas, que nunca llevan más de 10 kilos encima, aunque las cargas frecuentemente suelen ser de 2 o 3 kilos, adheridas al cuerpo.
Presión sobre las bandas
Al menos tres equipos de investigadores federales están abocados actualmente a seguir los pasos de grupos que -integrados por dominicanos- operan en distintos puntos claves de la Patagonia, traficando cocaína o explotando mujeres, según comentaron a LA NACION. Uno de estos grupos de detectives investiga, por ejemplo, a una organización detectada el 11 de noviembre de 2018, cuando una célula de la banda fue atrapada con 16 kilos de cocaína que tenían como destino la ciudad de Río Grande.
Las bandas encabezadas por ciudadanos dominicanos hicieron crecer su poderío en el mundo criminal de la Patagonia y por eso actualmente tienen fuerte injerencia -dentro de distintos poblados de Río Negro y Neuquén- en el control específico, por ejemplo, de las rutas utilizadas para traficar mujeres migrantes captadas mediante engaños y extorsiones, según un documento del Ministerio Público Fiscal (MPF).
Una calificada fuente gubernamental dijo a LA NACION que en Chubut -donde han sido rescatadas en los últimos años muchas mujeres de origen dominicano- los sospechosos de estar al frente de esa red de trata de personas ahora también aparecen con frecuencia vinculados a las investigaciones por tráfico de drogas que tienen como escenario esa provincia.
Por otro lado, recientemente la Cámara Federal de Apelaciones de Comodoro Rivadavia confirmó los procesamientos de cinco mujeres acusadas del delito de trata de personas: según documentos judiciales a los que accedió LA NACION, los prostíbulos fueron descubiertos a través de información aportada por la policía local, situación que permitió que agentes de la Prefectura irrumpiesen en dos casas en la ciudad de Río Grande, en Tierra del Fuego, donde rescataron a seis mujeres que vivían en las mismas habitaciones en las que resultaban “vendidas” como esclavas sexuales.
Sobre las mujeres víctimas de las redes de trata de personas, diferentes investigaciones del MPF abiertas durante la última década indican que las organizaciones dominicanas dedicadas a este delito operaron en las laderas chubutenses de la Cordillera, especialmente en las ciudades de Esquel, Gobernador Costa y José de San Martín, donde las víctimas eran retenidas bajo “condiciones inhumanas”; también hubo rescates de mujeres en la provincia de Santa Cruz, por ejemplo, en la ciudad de Puerto San Julián.
Respecto del narcotráfico, la cantidad de allanamientos, detenidos y droga incautada en los últimos meses revela que los traficantes dominicanos que históricamente se dedicaron a la trata y explotación de personas ahora también transportan y distribuyen cocaína en todas las provincias de la Patagonia; de hecho, la expansión de estos grupos delictivos también fue registrada, incluso, por los investigadores chilenos en Punta Arenas, que es la ciudad con mayor actividad económica en la zona austral del país vecino.