Margarita Maldonado opinó sobre el pedido de “perdón”, de los salesianos

A propósito de lo que sucedió el pasado fin de semana, donde el director de la Misión Salesiana “pidió perdón” al pueblo selk’nam por haber sido partícipes de su genocidio, por parte de algunos salesianos, AIRE LIBRE FM entrevistó a Margarita Maldonado, quien es una de las referente de los pueblos originarios.

Margarita recordó que “me convocaron desde la Misión Salesiana para entrevistarme con los sacerdotes que vinieron de Roma. En una entrevista, ellos querían saber mi pensamiento, que ellos dicen que me reconocen como una referente muy importante en la Tierra del Fuego. Yo le hablé de una comunidad que tenemos alrededor de 600 integrantes, muchas familias, que no era solamente mi voz, pero bueno, ya que ellos me habían convocado, yo les iba a dar esta nota. A lo largo de todas las preguntas y cosas que me preguntaron, me dijeron qué les pediría yo a ellos, a los salesianos, a la Iglesia, y yo les dije y al Vaticano, porque esto tiene que llegar allá arriba. Les digo, yo les pediría una disculpa, un perdón hacia nuestro pueblo, porque si bien, como les dije en la entrevista, mi madre llegó a este lugar, fue amada, cuidada, más allá de que mi abuelo pagaba para su estadía y tanto para ella, para mamá, como para mis dos tíos, ella fue muy bien cuidada, muy querida. Por eso también se convirtió en la mujer que fue después que salió de ese lugar. La mamá, la amiga, la compañera nuestra, en todo. Entonces, yo les dije eso. Más allá de esto, les digo, hay muchos de nuestra familia, de nuestro pueblo que también sufrieron cosas muy dolorosas, pero eso lo tendrían que decir ellos, les dije, porque cada uno tiene que contar su historia, también tienen que ser la voz”.

Luego agregó que “antes hablaban por nosotros, hoy tenemos que ser nosotros los que hablamos. Y sorpresa para mí fue porque el padre Castelo lo dijo en la iglesia, yo ya no estaba porque tenía dos actividades más, fue un día bastante traqueteado para mí, pero como siempre, culturalmente transmitiendo. Ahí después me pasaron los audios todos diciendo lo que había dicho el padre, porque ellos fueron parte de un genocidio también de nuestro pueblo, en el caso nuestro el genocidio de la palabra, porque como yo les dije a ellos, a los salesianos que vivían de Roma, que mi madre siempre les decía, les repetía, que había sido muy feliz en esa casa, en ese hogar, había sido muy querida, que siempre lo dijo mamá, pero que nunca les iba a perdonar a las moquitas que no le hayan permitido hablar su lengua materna, y eso también hablamos de un genocidio, genocidio de la cultura, del hablar, de expresarse. Y después el padre lo dijo en la iglesia, me contaba gente, me mandaron audio, mandaron los recortes de los diarios que ya habían salido en las noticias, y yo ahí me enteré y después ya también tengo que hablar con el padre, porque si hay una de las cosas que me olvidé de preguntarle, no preguntarle sino sugerirle, aparte de las disculpas o el perdón como se dice, que también se hable en las instituciones religiosas de la triste historia de nuestro pueblo, en lo que ellos fueron parte, ¿no es cierto? Eso es muy importante”.

Para que todos los oyentes puedan saber de qué se trata, para quienes no conocen esta historia, ¿a qué se refiere usted Margarita cuando habla de cosas muy dolorosas que vivió el pueblo Selk’nam?

“Muchas hermanas de nuestra comunidad cuentan que han sido maltratadas, golpeadas, que les dieron una vida totalmente dolorosa ahí adentro, ¿no? Ellas están vivas y pueden hablar por lo que dejaron su mamá o su abuela. Nos hemos hablado de que cada uno va a contar su historia y lo va a plasmar para la sociedad, porque sabemos que hubieron cosas muy dolorosas, muy dolorosas, pero lo tienen que decir las familias, que son las que vivieron este sufrimiento.
Yo cuando hablo, hablo en nombre de mi familia también, porque mamá no me lo contó solamente a mí, nos contó siempre a sus hijos, sus nietos, sus nietos, que ella cuando entró a la misión salesiana, ese fue su hogar, fue recibida con amor, con cariño, después de haber venido viviendo golpeada, maltratada por muchas personas hasta llegar a ese lugar. Y ahí es donde ella recibió todo esto, fue su casa, fue su hogar, eso es lo que nosotros transmitimos siempre.
Que otra de las cosas que le pedí dentro de la casa del taller, porque donde se hacían los talleres, hicimos la entrevista, miré todo el techo, las paredes y le dije que también estaría bueno que se hicieran cargo de reconstruir ese lugar que es un parte del patrimonio, no solamente de la misión, sino de nuestro pueblo Selk’nam, exclusivamente de nuestras mujeres, porque ellas ahí aprendieron a tejer, a conocer la lana, a bordar, a coser, o sea, aprendieron algunas cosas que después las plasmaron al salir de ahí, ¿no? Y una de las cosas que yo les dije a los sacerdotes, que lo que yo pensaba en mamá, porque ese fue un lugar muy fuerte, para nosotros siempre es un lugar muy fuerte entrar en ese lugar, porque entramos con mamá tantas veces y ella nos contaba y acariciaba cada cosa que pasaba y tocaba, porque le traía tantos lindos recuerdos”.


() Aire Libre FM 96.3: