Más 120 pescadores forman parte de la Asociación de pescadores “Mirando al Mar”
La comunidad de pescadores ha experimentado un crecimiento significativo, pasando de 60 a aproximadamente 120 miembros. Silvia Nieva, presidenta de la Asociación de Pescadores “Mirando al Mar”, explica los desafíos y las fortalezas que enfrentan en la actualidad.
Silvia destaca que, a pesar del aumento en el número de miembros, muchos de los pescadores son los únicos sostenes de sus familias, incluyendo jóvenes y mujeres. “Ser parte de la asociación ha fortalecido el compañerismo y el apoyo mutuo, permitiendo a los miembros compartir tanto las buenas como las malas experiencias”, comenta. Además, esta unión les ha brindado la oportunidad de dar a conocer y vender sus productos a la comunidad.
La pesca ha evolucionado, y los pescadores se inclinan a diversas formas de pescar “. Sin embargo, el alto costo de las redes, que oscila entre 140,000 y 150,000 pesos, dificulta su adquisición. La falta de puntos de venta locales también añade complejidad. Algunos pescadores siguen utilizando cañas, aunque la necesidad económica les obliga a vender sus productos de cualquier manera posible.
Los miembros de la asociación buscan un oficio y un lugar estable para vender sus productos. Aunque tienen un espacio en el paseo de los artesanos, no es suficiente ni está disponible todos los días. “La situación se complica en invierno, cuando las ventas disminuyen, pero esperamos un repunte en verano, durante la temporada de pesca”, explica Silvia.
Actualmente, la asociación carece de un espacio adecuado para filetear y procesar el pescado. Las condiciones en las que trabajan son precarias, utilizando las mesadas de sus casas, lo que hace aún más urgente la necesidad de un lugar apropiado. “Esto sí está muy complicado para nosotros”, afirma Silvia.
Uno de los problemas más acuciantes es la falta de acceso a los lugares de pesca debido a los estancieros, que se niegan a permitir el paso. Los pescadores deben recurrir a zonas distantes como Hito 1, San Pablo, Punta María y el Murtillar, lo que incrementa significativamente los costos de combustible y, en consecuencia, los precios de los productos. “Los estancieros no nos dejan pasar y han levantado más los alambres”, dice Silvia.
Ir a pescar a lugares lejanos representa un gasto considerable. Los pescadores necesitan aprovechar varias mareas para que el esfuerzo y el costo valgan la pena. A pesar de estas dificultades, Silvia Nieva y la comunidad de pescadores siguen buscando soluciones y apoyándose mutuamente para superar los retos.